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La mayoría de los casos con misteriosas dolencias atribuidas al llamado "síndrome de La Habana" no fueron causados por una fuerza hostil o poder extranjero para dañar a diplomáticos de Estados Unidos, concluyó un reciente estudio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) filtrado a medios estadounidenses.
"La mayoría de los mil casos denunciados por el gobierno pueden explicarse por causas ambientales, condiciones médicas no diagnosticadas o estrés más que por una campaña mundial sostenida de una potencia extranjera como Rusia" o un adversario como Cuba, según un reporte del diario The New York Times al describir las conclusiones provisionales de la investigación.
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Los hallazgos investigativos de la CIA fueron también reportados este jueves por la cadena NBC y el sitio POLITICO, que señaló el informe como provisional, luego de entrevistar a tres funcionarios de la agencia. La publicación no descartó que "un actor extranjero o un arma sofisticada" pudieran estar detrás de un número específico y menor de los llamados "incidentes acústicos".
The New York Times también cito a varios funcionarios de la CIA no identificados y calificó al informe de "exhaustivo", aunque no definitivo.
El informe refleja que algunos de los casos estaban "potencialmente relacionados con el elevado estrés que supone trabajar en la CIA". Expertos consultados en la investigación creen que el estrés ha contribuido a las reacciones psicosomáticas o a las llamadas enfermedades funcionales.
Los resultados no están publicados, pero han desatado ya duras críticas y cuestionamientos entre víctimas que consideran ofensivas las conclusiones provisionales del estudio. El presidente Joe Biden aún no ha tenido una sesión informativa sobre la evaluación actual.
La investigación prosigue sobre dos docenas de casos sin explicación y que -según una de las fuentes entrevistadas- ofrecen la mayor posibilidad de arrojar pistas sobre si una potencia extranjera es responsable de alguno de los inexplicables incidentes de trastornos cerebrales que desde 2016 han afectado a diplomáticos estadounidenses y al personal de la CIA en Cuba, China, Austria, Alemania e incluso en Washington DC. También ha habido reportes de casos en África.
Además de esas dos docenas de casos, otro número significativo de ellos siguen sin explicación, dijo un funcionario a POLITICO.
Un total de 26 estadounidenses y una veintena de canadienses reportaron afectaciones durante su misión en La Habana. El gobierno cubano insiste en que no hay evidencias de ataques perpetrados contra diplomáticos estadounidenses y asegura que las denuncias están movidas por intereses políticos con el fin de dañar las relaciones bilaterales.
La idea de Rusia, China o Cuba -primer país donde aparecieron casos- como responsables de atacar a cientos de diplomáticos alrededor del mundo no ha sido sustentada hasta el momento por ninguna evidencia científica, y solo existen hipótesis sobre las posibles causas del síndrome, que se manifiesta con dolores de cabeza crónicos, náuseas, ruidos y presión en los oídos y afectaciones de la visión.
Sin embargo, el informe de la CIA no lo descarta de sus indagaciones caso por caso.
"Definitivamente no descartamos la posibilidad de la participación de actores extranjeros en algunos casos discretos [pero] no hemos identificado un mecanismo causal, un arma novedosa, que se haya utilizado en este momento a escala mundial, incluyendo un arma de energía dirigida que se sospecha desde hace tiempo", dijo uno de los funcionarios familiarizados con la investigación.
El estudio cuenta con el respaldo del director de la CIA, William J. Burns, quien indicó que la agencia estaba enfrascada en enfrentar un asunto complejo con "rigor analítico, una sólida técnica de investigación y compasión", según un comunicado citado por ambos medios de comunicación.
Burns insistió en que los funcionarios de la CIA que están afectados de salud sufren de "síntomas reales", y advirtió que la investigación continuará con un calendario indefinido.
"Aunque hemos llegado a algunas conclusiones provisionales significativas, no hemos terminado. Continuaremos con la misión de investigar estos incidentes y proporcionaremos acceso a una atención de primera clase a quienes la necesiten. Aunque las causas subyacentes pueden ser diferentes, nuestros agentes están sufriendo síntomas reales. Nuestro compromiso con la atención es inquebrantable", indicó el jefe de la CIA.
Un funcionario de la CIA de alto rango dijo a POLITICO que basándose en las pruebas actuales, la comunidad de inteligencia en general está de acuerdo con la evaluación provisional del informe, aunque reconoce que existen "diferentes niveles de confianza dentro de las diferentes agencias federales".
Pero no hay un criterio unánime de respaldo al informe, según testimoniantes del sector de inteligencia.
Las fuentes citadas dijeron que un "panel de expertos" de la comunidad de inteligencia está examinando información clasificada y exploró las tecnologías que podrían dar lugar, al menos teóricamente, a los síntomas reportados por el personal afectado.
Al parecer, la conclusión de la CIA debe entenderse principalmente como una "reducción" de casos y sus posibles causas.
Marc Polymeropoulos, un exfuncionario de la CIA entrevistado por The New York Times, sufrió los síntomas del síndrome de La Habana en un viaje a Moscú en 2017, y es partidario de seguir investigando los casos sin explicación.
"Nos llevó 10 años encontrar a Osama bin Laden", dijo Polymeropoulos. "Sólo pido paciencia y que la comunidad de inteligencia y el Departamento de Defensa sigan investigando".
Otra víctima, que pidió no ser identificada, reveló que el gobierno se había equivocado al presionar para que más personas denunciaran su mala salud o síntomas inexplicables.
"Eso trajo miles de casos extraños e hizo más difícil para los analistas de la agencia centrarse en los casos reales", declaró el informante, que aun trabaja en la CIA.
Una declaración entregada por el grupo Advocacy for Victims of Havana Syndrome, integrado por personas afectadas, manifestó que el informe no fue autorizado ni coordinado a través de una relación interagencias y debe mantenerse solo como la evaluación de la CIA.
"Tenemos razones para creer que el informe provisional ni siquiera representa el consenso de toda la CIA, sino que refleja las opiniones de un subconjunto de funcionarios más interesados en la resolución y el cierre de este asunto", afirmó la declaración del grupo.
Las víctimas también instaron a los comités de Inteligencia de la Cámara de Representantes y del Senado a que ordenen una auditoría sobre el informe de la CIA y las circunstancias que rodean su publicación.
El tema del informe puede ser altamente sensible y políticamente explosivo en el Congreso, que el pasado año aprobó una ley para compensar a las víctimas del síndrome de La Habana y dio al gobierno hasta abril para diseñar un plan de pagos a los afectados.
La administración Biden está bajo una fuerte presión para desentrañar las causas de estos incidentes, que decretaron y el cierre de los servicios consulares en la embajada de La Habana y el recorte del 60 por ciento de los diplomáticos asignados a esa legación.
En noviembre, el secretario de Estado, Antony Blinken, nombró a dos nuevos funcionarios para encargarse del polémico asunto: los embajadores Jonathan Moore y Margaret Uyehara, quienes liderarán la respuesta de Washington las personas con daños de salud por el enigmático síndrome.
Moore figura como coordinador del Grupo de Trabajo de Respuesta a Incidentes de Salud y sustituyó a Pamela Spratlen, que en septiembre pasado renunció como asesora general de la entidad tras recibir críticas de algunas de las víctimas.
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