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El científico cubano Oscar Casanella alertó al gobierno de que si no realiza cambios sustanciales podrían repetirse las protestas en el país "con más frecuencia y más grandes".
En un mensaje compartido en sus redes sociales el bioquímico y también activista dijo que los cubanos tienen "más indignación y necesidades que miedo", algo que quedó evidenciado en días recientes cuando miles de ciudadanos tomaron las calles en la isla para mostrar su descontento con el gobierno y protestar por la represión, la falta de libertades, además de la prolongada y profunda crisis en el país.
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Precisamente la frase "no tenemos miedo" fue una de las más coreadas en varias ciudades cubanas el 11 de julio cuando miles de ciudadanos protestaron en las calles contra el Gobierno.
Tres días después de las manifestaciones el Gobierno cubano anunció que permitiría hasta el 31 de diciembre la libre importación de alimentos, medicinas y productos de aseo sin pago arancelario.
Luego de la medida, que muchos calificaron de migajas y criticaron que no se hubiera puesto en vigor antes pese a la tremenda crisis económica en el país, la falta de medicamentos y el colapso de instituciones sanitarias; la actriz cubana Yuliet Cruz reaccionó indignada al considerar que "era algo que podían y siempre han tenido en sus manos".
Tras las protestas, reportadas inicialmente en San Antonio de los Baños y secundadas en al menos otras 60 ciudades del país, el Gobierno cubano bloqueó el acceso a internet para impedir que se conociera el alcance y magnitud de las manifestaciones y que se conociera la represión de que habían sido víctima muchos de los asistentes.
Pese a ello, continúan viendo la luz materiales que demuestran la violencia desatada contra manifestantes, como el caso de un menor de edad detenido por la fuerza.
Otro vídeo recientemente difundido muestra a brigadas oficialistas y tropas especiales recorriendo las calles armadas con palos.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos, por su parte, cifró en al menos 560 las detenciones y desapariciones en todo el país tras las protestas pacíficas.
La respuesta gubernamental a las manifestaciones, que el Ministro de Exteriores cubano Bruno Rodríguez negó se trataran de un estallido social, ha sido condenada por ciudadanos anónimos, personalidades cubanas y foráneas, instituciones no gubernamentales y países comprometidos con la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos.
"Los informes de manifestantes cubanos asesinados por la policía y golpeados mientras estaban bajo custodia muestran que la dictadura quiere venganza, no orden", dijo en Twitter la subsecretaria interina de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Julie Chung.
La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió el viernes pasado que el régimen liberara a manifestantes y periodistas independientes detenidos en las masivas manifestaciones, a la par que denunció el uso de la fuerza contra algunos de ellos.
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