El joven activista cubano Adrián Rubio Santos, uno de los huelguistas de San Isidro, aseguró a la Seguridad del Estado que "si el precio de la libertad es la vida, yo pago".
"Mientras esté libre, mientras esté respirando, voy a seguir luchando por la libertad", declaró en una directa en Facebook.
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El más joven de los acuartelados en Damas 955, sede del Movimiento San Isidro, dijo que los cubanos tienen que salir a las calles a reclamar la libertad de forma pacífica, porque "las calles no son de la dictadura, las calles son del pueblo cubano".
Condenó la fuerte oleada de represión contra la oposición en Cuba y aprovechó su directa para denunciar el desamparo en el que viven miles de madres cubanas, "que no tienen ayuda ni para comprar la comida, ropa y zapatos de sus hijos".
Adrián se dio a conocer a finales de octubre pasado por negarse a ser reclutado para el Servicio Militar, cuando ya había iniciado una vida en el activismo por los derechos humanos junto a Ángel Moya y Berta Soler.
"Lo que el pueblo de Cuba necesita es comida, no armas", dijo en aquel momento, poco antes de ser detenido por la Seguridad del Estado.
Durante el interrogatorio, aseguró que no iba a empuñar las armas a favor del régimen comunista de Cuba, por lo que fue retenido en una celda durante horas.
En noviembre, se unió a los activistas, artistas y periodistas que se acuartelaron en la sede del MSI, para exigir la libertad de Denis Solís.
Adrián estuvo 72 horas en huelga de hambre, la cual tuvo que deponer por un fuerte dolor en el hígado y por problemas de hipertensión.
Durante el acuartelamiento, su madre fue amenazada por tres agentes de la Seguridad del Estado, que la presionaron para que obligara a su hijo a desistir y regresar a la casa.
Después del desalojo a la fuerza que sufrieron los huelguistas de San Isidro, Adrián, que vive con su mamá y su hermana de 10 años, sufrió actos de repudio y la agresión de un vecino que lanzó botellas a su casa durante la noche.
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