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Crónicas del acuartelamiento en San Isidro. Lunes 23 de noviembre

El 9 de noviembre de 2020 el rapero cubano Denis Solís fue detenido por la policía y, dos días después, sometido a juicio sumario y condenado a ocho meses de cárcel por el supuesto delito de desacato. Ello provocó la movilización del Movimiento San Isidro, al que el músico pertenece, para reclamar su liberación. El 16 de noviembre, varios de los integrantes de la organización y otros solidarizados con la causa se plantaron en su sede en Damas 955, en La Habana Vieja, y el 18 decidieron comenzar una huelga de hambre, algunos también de sed, para exigir la puesta en libertad de Solís. La activista y reportera de CiberCuba Iliana Hernández, una de las huelguistas, recuerda los hechos en sus "Crónicas del acuartelamiento en San Isidro".


Este artículo es de hace 2 años

Cumplíamos una semana de acuartelamiento y cinco días en huelga de hambre; se esperaba la llegada de la madre de Óscar para revisar nuestro estado de salud.

En la mañana temprano empezamos a pesarnos con una báscula digital que nos habían prestado, habíamos perdido mucho peso en cinco días.

La Seguridad del Estado en su intento de que termináramos la huelga seguía monitoreando la cantidad de personas que podían llegar hasta la casa; hasta allí lograban llegar los que no eran reconocidos por ellos y los familiares que ellos permitían con la intención de que nos convencieran para que abandonáramos la huelga.

Una de las hermanas de Luis Manuel fue a verlo en varias ocasiones; la estaban acosando hasta en el trabajo, la sacaron del trabajo en una ocasión para que fuera a convencer al hermano de dejar la huelga de hambre, según oí en una conversación de ambos estando yo cerca. Ella sabía que Luisma no iba a dejarlo por petición familiar pero por lo menos podía estar un tiempo allí con él y los demás. Como ella, también llegaban otros familiares, como mi mamá; en una ocasión no recuerdo si fue exactamente el mismo día que nos sacaron llegó con comida para los que no estaban en huelga de hambre.

Los que no estaban en huelga hacían todo lo posible por comer a escondidas de nosotros por respeto. Había momentos que me tropezaba con alguno comiendo, por ejemplo, con Yasser y me ponía hablar con él sobre su dieta vegana. En mi caso podría verlos comiendo a todos, mi mente no me pedía comer; como deportista tengo esa resistencia mental, todo está en la mente, podían comer los mejores manjares delante de mí que no me inmutaba.

Esa tarde noche llegó la madre de Óscar Casanella. No me cabe duda de que antes de llegar ahí pasaron por el filtro de la Seguridad del Estado porque, según me contó, mi madre ellos no la habían dejado llegar el 18 previo porque fue por su cuenta. Solo si eras una persona que no estaba en el radar de la seguridad podías llegar hasta allí sin intervención, y todo esto lo hacían porque les encanta hacer creer que ellos llevan el control.

A los que lograban llegar sin ser descubiertos se les notaba el susto en la cara. A la seguridad no le quedaba otra que dejar pasar a algunos familiares, en el caso de la madre de Óscar llegó preparada con todo para hacernos pruebas y ver nuestro estado de salud.

Según sus análisis el que peor estaba era Maykel Castillo (Osorbo), por eso lo convencimos de que por lo menos empezara a beber agua.

La madre de Óscar, entre las cosas que trajo había un bote de Nutella (Pasta de chocolate). Anyell, Adrian y Jorgito jamás habían probado eso, para ellos era la primera vez y aquello se convirtió como en una iniciación.

Es triste, recuerdo que Adrian decía que cuando Cuba fuera libre lo primero que haría era comer mucha Nutella. Hay tantas cosas que los cubanos no han probado en su vida, que no hay manera de que estos esbirros paguen tanto daño que han hecho al país.

En la cocina tenían tremendo alboroto; con mucha discreción, pero alboroto al fin. Cuando llegué y pregunté no me querían decir y era la Nutella, les expliqué que podían comer delante de mí lo que quisieran, que yo comería Nutella y cualquier otro manjar cuando pasara todo si salíamos vivos de esa, si no, yo ya sabía el sabor del chocolate.

Al final de la noche acordamos que Maykel empezaría a beber agua y así poder convencer a Luis Manuel de que él también empezara a hacerlo.

Anamely quería sumarse a la huelga de hambre, lo que trajo una discusión en el grupo porque la necesitábamos para mantener la comunicación y con el exterior de la casa. No obstante, fue su decisión y al día siguiente se comunicó que Maykel empezaría a beber agua y Anamely se sumaba a la huelga de hambre.

Esa noche, como todas, dormimos con la preocupación de que los represores de la Seguridad del Estado intentaran entrar en la madrugada.

Sé qué hay muchos detalles de los días de acuartelamiento que se me quedan fuera, pero les prometo que después que pase todo esto podré dedicar más tiempo a contarles con la ayuda de los demás acuartelados las experiencias de todos en esos días.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Iliana Hernández

Iliana Hernández Cardosa (Guantánamo, 1973). Deportista, bailarina, pequeña empresaria y activista. Colaboradora de CiberCuba en La Habana.


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