Camioneros santiagueros responden con huelga a las medidas estatales de disminuir precio de pasajes

Muchos alegan problemas mecánicos, paradas por mantenimiento, falta de combustible o que están de vacaciones, pero la verdad es que todos saben lo que está sucediendo pues no es la primera vez: están haciendo una huelga

Imagen de archivo de una calle en Santiago de Cuba © CiberCuba
Imagen de archivo de una calle en Santiago de Cuba Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 5 años

De 20 pesos que cobraban habitualmente a los clientes que se desplazaban entre Santiago de Cuba y Palma Soriano, ahora los camioneros que cubren esa ruta han sido obligados a disminuir el precio de pasaje hasta seis pesos -14 pesos menos-; una medida impuesta por el gobierno que ha provocado que muchos no estén prestando servicios.

Muchos alegan problemas mecánicos, paradas por mantenimiento, falta de combustible o que están de vacaciones, pero la verdad es que todos saben lo que está sucediendo pues no es la primera vez: están haciendo una huelga.


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La medida ha causado indignación entre los camioneros, quienes aseguran que no se toman en cuenta los altos costos del petróleo (1.20 CUC por litro), y que la mayoría de las piezas y reparaciones que requiere un camión se resuelven en el mercado informal y a precios que no están normados.

El mal estado de las carreteras deteriora los vehículos y la solución a estos problemas pasa siempre por las manos de los particulares, quienes también cobran lo que desean. El Estado no regula nada de esto, y estamos a la merced de los precios que las personas pongan, tanto en las piezas como en la mano de obra.

“Eso el Estado lo sabe pero no puede regularlo, entonces quieren que uno baje el pasaje a más de la mitad, ¿y por qué ellos no nos aseguran un nivel de combustible, por ejemplo, acorde a los viajes que hacemos? Eso haría que gastáramos menos y pudiéramos bajar los precios. Ah no, es una cañona lo que nos quieren meter. Yo estoy aprovechando y dándole mantenimiento al camión, y por ahora no pienso volver a trabajar”, asegura un camionero.

No es la primera vez, sin embargo, que sucede algo similar en una provincia donde el transporte descansa, en gran medida, en manos privadas.

El panorama se vuelve más oscuro en la transportación intermunicipal, donde las opciones son menos y las distancias no se pueden recorrer a pie o en bicicletas.

“Llegué a la terminal y me di cuenta de que había menos camiones. Pero había uno hoy mismo en la mañana. Estaba cobrando 20 pesos. Me insistía que eran 20 pesos. Yo la verdad no entendí por qué lo hacía. Después me enteré lo que estaba pasando. Ese está loco, está trabajando a pesar de que se les orientó bajar el precio y aun así lo estaba haciendo. Era el único que había hoy por la mañana y gracias a él pude viajar, se llenó en fracciones de segundo”, opina una santiaguera.

Un panorama diferente se encontró Carlos en el otro extremo de la ruta. En Palma Soriano, en la parada de los camiones, frente a la terminal, no había ni un transporte privado y eran las dos de la tarde, hecho que le hizo preocuparse, por lo que decidió probar suerte con los estatales. Para su sorpresa habían “reforzado” las guaguas, había salido una hacía minutos y en la cola para otra había menos de 15 personas.

“Me fui sentado, cosa que jamás había sucedido. Hoy pusieron muchas guaguas estatales, a tres pesos, pero ya me enteré que fue después de una hora determinada cuando estaba en candela la terminal porque no hay casi camiones, por eso lo hicieron. Escuché decir que se va a mantener, pero yo me pregunto: ¿es porque los camiones están en huelga, o de pronto aparecieron las guaguas? Y si las había, ¿por qué nunca antes las usaron? Esto me suena a una medida temporal, de unos días”, opina.

Es difícil determinar con certeza cuán inflado está el precio que impone un transportista privado pues muchas veces la solución de sus problemas pasa por los siempre imprecisos caminos del mercado informal, pero en una urbe donde por años el costo del pasaje ha tenido una escalada ascendente es cuestionable decir que los 20 pesos de la ruta Santiago de Cuba-Palma Soriano, por ejemplo, sea solo capricho de los portadores particulares.

En todo caso, el contrapunteo entre el Estado y el sector privado, al menos en el transporte, siempre termina pagándolo el pueblo, el mismo que hoy no sabe qué lamenta más en el caso Palma Soriano-Santiago de Cuba, si el precio de 20 pesos de los camiones o los vehículos que ahora mismo ni están.

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