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En los últimos meses, las camionetas, uno de los medios de transportación de personas más populares y usados en la ciudad de Santiago de Cuba, han duplicado el precio del pasaje de un peso a dos pesos, medida que ha puesto en crisis el movimiento de las personas en una de las ciudades de Cuba donde el salario promedio es de los más bajos de la nación.
Tal situación, según comentan los propios transportistas, responde a las asfixiantes medidas que ha impuesto el gobierno con tal de controlar el combustible que usan, una farsa pues nadie ignora que una buena parte sale del propio sector estatal.
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Algunos transportistas refieren que ahora les exigen presentar el recibo de compra de combustible, lo que los obliga a acudir a los servicentros estatales donde tienen que adquirir el petróleo a 1.95 CUC el litro, y presentar todos los días el comprobante de la compra de combustible para poder dar sus viajes.
“Tal medida no solo limita grandemente nuestras ganancias, y la gente se piensa que ganamos millones, pero no ven que el Estado no nos garantiza el mantenimiento de las camionetas, que todo sale de nuestros bolsillos y es bastante caro pues a veces hay que importar cosas y el gobierno no la pone fácil, tampoco ven que nos desplazamos por calles que cada día tienen más baches y el estado tampoco hace mucho, y eso daña las camionetas, son cosas que la gente olvida”, explica un portador privado.
La gente se piensa que ganamos millones, pero no ven que el Estado no nos garantiza el mantenimiento de las camionetas, que todo sale de nuestros bolsillos y es bastante caro pues a veces hay que importar cosas y el gobierno no la pone fácil, tampoco ven que nos desplazamos por calles que cada día tienen más baches y el estado tampoco hace mucho, y eso daña las camionetas, son cosas que la gente olvida
No es la primera vez que los transportistas privados en Santiago de Cuba reaccionan ante las medidas que adopta el gobierno. Hace algunos años, y hay quienes dicen que recientemente también, ellos han llegado a hacer algunas manifestaciones que algunos llaman huelga, como sencillamente no trabajar.
La tensa situación del transporte en todos los casos, termina dañando a sus usuarios, pues a la cruda realidad que se vive hoy, se suma el encarecimiento de la transportación, y si antes pagaban, por ejemplo, unos 60 pesos (viaje de ida y vuelta), ahora deberán abonar el doble, con lo que se estresa aún más el precario arte de vivir del salario.
Una de las medidas con las que ha “contratacado” el sector privado ha sido la conversión de las camionetas en “pisicorre”, esto significa que al interior de este medio de transporte se modifican los asientos y en esta modalidad no deben llevar personas de pie, solo sentadas, pero el pago no es ni uno ni dos pesos, sino cinco y en la noche cobran hasta 10 por los mismo tramos.
“Por ejemplo el tramo Ferreiro – Distrito José Martí antes una camioneta cobraba un peso y un pisicorre cinco, ahora la camioneta cobra dos pesos, y el pisicorre, de noche, cobra hasta 10, de día aún cobra cinco. El mismo tramo, un motor cobra 20 y más si es de noche. Ahora es más rentable, de noche que no suele haber camionetas, hacer ese tramo en un pizicorre que cobra menos que una moto, pero no todo el mundo puede pagar esos precios”, comenta una santiaguera.
Tampoco es esta la primera vez que la relación Estado y transportistas privado en Santiago de Cub, se pone tensa. Tampoco será la última que las principales víctimas de tal “forcejeo” vuelvan a ser los de a pie, lo que según muchos demuestra que históricamente el gobierno no ha sabido lidiar con el hecho de que en esta ciudad la transportación esté en manos de los cuentapropistas.
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