El régimen cubano volvió a hablar de corrupción este miércoles en la televisión, pero sigue mareando la perdiz para no responder una pregunta clave que tienen los cubanos.
En una nueva emisión del programa oficialista Hacemos Cuba, conducido por el vocero del régimen Humberto López, se analizó el estado actual de las acciones de control interno en las instituciones estatales.
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Participaron representantes del Ministerio del Interior (MININT), de la Fiscalía y de la Contraloría General de la República, quienes defendieron la labor de sus instituciones, aunque sin ofrecer demasiadas cifras ni detalles de los casos investigados.
Según los funcionarios, en los últimos ocho meses fueron inspeccionadas 125 Oficodas en 80 municipios del país. Allí detectaron irregularidades relacionadas con trámites falsos para favorecerse con productos de la libreta de abastecimiento.
También hallaron delitos relacionados con la mala gestión de subsidios para la construcción de viviendas, deficiente control del presupuesto estatal y anomalías en procesos de pago de servicios y contrataciones.
Inspecciones adicionales se realizaron en centros de acogida para personas vulnerables, en empresas de la Cadena Cubana del Pan, y en la Refinadora de Aceite de Santiago de Cuba, aunque no se precisaron nombres, cargos afectados, ni detalles de las sanciones impuestas.
Otro aspecto en el que insistieron fue en el robo de combustible en Cuba. En este caso explicaron que algunos hechos serán juzgados como "delito de sabotaje" por el impacto que tienen en la crisis energética que enfrenta el país. Tampoco especificaron de qué situación se trata, ni cuántos individuos fueron investigados.
A pesar del discurso sobre "tolerancia cero frente a la corrupción", el programa evitó referirse al caso más escandaloso de los últimos años: La investigación contra Alejandro Gil Fernández, exministro de Economía y ex vice primer ministro, destituido en febrero de 2024.
El Coronel Felipe Oliver García, de la Dirección Técnica de Investigación (DTI) dijo que la "mayoría de los hechos de corrupción se dan en el sector empresarial y en la base. Los hechos a nivel nacional han sido aislados, pero han tenido un rigor y severidad (en las sanciones) superior a los de la base".
"Estos jefes son personas que se sobreentiende que tienen mayor dominio de recursos, más conocimiento y mayor compromiso con el Estado. Por lo tanto, reitero que el rigor y la severidad con que vemos esos hechos es mayor", dijo el Coronel.
Esta fue la única referencia que se hizo en el programa sobre los casos de corrupción en las altas esferas del régimen cubano. Confirmaron que existen, pero aseguran que son aislados y no ofrecen detalles sobre ellos.
¿Cómo marcha la investigación sobre Alejandro Gil?
En febrero de 2024, hace un año, Miguel Díaz-Canel informó la destitución del ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil Fernández. La expulsión del cargo llegó tras una debacle económica en el país, en medio de apagones, escasez de alimentos y el colapso de servicios de salud, una situación que se mantiene hasta la actualidad, a pesar de que el régimen no para de intentar "corregir distorsiones".
Hasta ese momento no se había dicho que su salida del cargo político estaba relacionada con un caso de corrupción. Figuras de la prensa oficialista se atrevieron incluso a defender a Gil. La periodista Arleen Rodríguez Derivet, dijo que él "no se va con la cartera llena".
Sin embargo, el MININT tenía información que la vocera, amiga Díaz-Canel, no dominaba. En marzo de 2024 se informó la apertura de un expediente investigativo contra Gil.
El comunicado oficial señaló que el ex ministro había aceptado “graves imputaciones” y que había renunciado a sus cargos en el Partido Comunista y la Asamblea Nacional. El MININT y la Fiscalía de la República de Cuba están a cargo del caso, pero no han revelado más detalles.
La única funcionaria que ha hecho alusión indirecta al tema fue Gladys María Bejerano, excontralora general de la República, quien en una entrevista en mayo de 2024 calificó el caso como una “lección tristemente negativa” y dijo sentirlo como “una traición” al país.
Afirmó que la investigación no partió de la Contraloría, pero no reveló el origen. Dos meses más tarde, Bejerano fue sustituida de su cargo. Díaz-Canel informó el despido de la funcionaria, en la televisión nacional.
Mientras el régimen muestra en los medios oficialistas una aparente cruzada contra la corrupción, evita explicar el destino de quien fuera uno de los hombres fuertes del gabinete de Díaz-Canel. Alejandro Gil podría estar en una cárcel cubana o disfrutando de impunidad en algún paraíso fiscal.
El pueblo de Cuba no sabe la verdad y el gobierno probablemente nunca la revele. El régimen intenta entretener a la gente contando una batalla contra la corrupción en el nivel de base. Aleccionan a los cubanos mostrando cómo sancionan a quienes roban gasolina, pan y aceite.
Preguntas frecuentes sobre la corrupción en Cuba y el caso de Alejandro Gil
¿Cuál es el estado actual del caso de Alejandro Gil en Cuba?
El caso de Alejandro Gil, exministro de Economía de Cuba, se encuentra en un estado de silencio por parte del régimen. No se han revelado detalles sobre la investigación desde que se anunció su destitución y el inicio de un expediente investigativo en marzo de 2024. Esta falta de transparencia ha generado incertidumbre y desconfianza entre la población cubana.
¿Qué irregularidades se han detectado en las instituciones estatales cubanas relacionadas con la corrupción?
En los últimos meses, se han detectado irregularidades en 125 Oficodas y otras instituciones estatales de Cuba. Las irregularidades incluyen trámites falsos para obtener productos de la libreta de abastecimiento, mala gestión de subsidios para la construcción de viviendas y deficiente control del presupuesto estatal. Sin embargo, el régimen no ha proporcionado detalles específicos sobre los casos investigados ni las sanciones impuestas.
¿Cómo afecta la falta de transparencia del gobierno cubano a la percepción pública sobre la corrupción?
La falta de transparencia en el manejo de casos de corrupción, como el de Alejandro Gil, ha generado una percepción negativa entre la población cubana. El régimen evita proporcionar detalles y cifras concretas, lo que fomenta la desconfianza y el escepticismo sobre su supuesta cruzada contra la corrupción. Esto se suma al descontento por la crisis económica y social que enfrenta el país.
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