El ministro de la Industria Alimentaria de Cuba, Manuel Santiago Sobrino Martínez, aseguró el miércoles que el pan que se produce en el país tiene una buena calidad.
En una intervención en el espacio televisivo Mesa Redonda, el dirigente afirmó que los cubanos consumen una cantidad adecuada de este producto, sin mencionar las enormes colas que día a día debe hacer la población para comprar un pan de apenas unos gramos, el cual muchas veces ni siquiera se garantiza con la periodicidad requerida.
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“Cuba tiene una per cápita de consumo de pan de 46 kilogramos al año por habitante, está por encima de muchos países de América Latina y del Caribe, es un tema favorable”, dijo, en referencia al pan normado que se vende por la libreta de abastecimientos y que siempre ha sido muy criticado por su baja calidad.
“Y una per cápita, alerto, que es con mucha calidad. Porque hay países que tienen más de 50 y más de 70, pero come pan el que tiene dinero. Ese per cápita que estamos defendiendo en Cuba –que es real– de 46 kilogramos por habitante al año, tiene una calidad superior porque es a partir de la política de distribución, del rigor que se lleva con eso”, añadió.
Como aspecto negativo, el dirigente puso como ejemplo el pescado, un alimento que en opinión de la ciudadanía no debería faltar en la mesa, dado que Cuba está rodeada de agua.
Sobrino Martínez reconoció que existe un fuerte déficit de este producto, y que su consumo está por debajo de los cuatro kilogramos al año por persona.
“Es un tema en el que hay que trabajar”, apuntó escuetamente.
Más adelante anunció que se trabaja en dos programas de desarrollo de la actividad pesquera, tanto en la plataforma como en la acuicultura, de los cuales en los próximos meses se darán más detalles.
El funcionario admitió que han existido muchas dificultades con la distribución de los alimentos durante el periodo de la pandemia, y que hay una gran diferencia entre lo que se muestra en los medios de prensa oficialistas y la realidad de la vida diaria del cubano.
“Incluso en las Mesas Redondas hemos hablado del plan, del real y del sobrecumplimiento. Eso a nuestro pueblo lo inquieta en muchas ocasiones, porque ve un sobrecumplimiento en las pantallas que después en los platos no se encuentra. Es verdad”, admitió.
El pan normado en Cuba cuesta cinco centavos, y cada cubano solo puede comprar uno al día. El Gobierno también comercializa panes y dulces en otros establecimientos a precios más altos o en pesos convertibles (CUC), que deberían tener una calidad mejor, aunque eso no siempre se cumple.
Pero el más consumido por la mayoría de los cubanos es el racionalizado, el cual ha pasado por varias etapas de escasez. En los últimos años se han registrado en el país irregularidades en su producción y venta por causas que van desde la poca disponibilidad de harina de trigo hasta roturas en los viejos molinos de la industria.
La baja calidad de este alimento, pese a las declaraciones del ministro Sobrino, ha sido criticada en numerosas ocasiones. En provincias como Las Tunas los consumidores denunciaron que se vendía con gorgojos y gusanos, una realidad que reconoció el propio presidente del Gobierno provincial, y que achacó la irresponsabilidad y al irrespeto, más que a las carencias.
En relación con el consumo de pescado, su escasez es crónica en la Isla e incluso en algunas provincias del interior estuvo ausente de las pescaderías por varios años. Ni siquiera en las redes de pescaderías locales, donde años atrás se ofrecían a precios no subsidiados alimentos como pescado, picadillo o hasta las socorridas croquetas, se encuentra ya alguna oferta decorosa.
El régimen ha anunciado su propósito de aumentar la producción pesquera, pero priorizando la exportación. Productos de alta demanda como la langosta y el camarón son vendidos en China y países de Europa, gracias a lo cual cada año el régimen cubano ingresa más de 63 millones de dólares.
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