El cineasta cubano Lilo Vilaplana compartió esta semana en redes sociales imágenes del pan que se vende a la población de Camagüey en Cuba, a través de la libreta de abastecimiento.
“Mientras la dictadura castrista hace alardes de recibir un crucero con pacientes infestados con el Corona Virus, y de producir el Interferon con mano de obra tan barata que parece esclava, para mantener una imagen ante el mundo y hacer propaganda política de su fracasado sistema, este es el pan que le da al pueblo cubano”, expone el realizador.
“Este pan fue el que el castrismo vendió al pueblo hoy en Camagüey, Cuba”, precisa sobre las fotos, que guardan la apariencia de un cuadro lúgubre de "naturaleza muerta".
“No te preocupes Lilo, lo del pan es algo más de lo que venimos soportando estoicamente; antes que nos mate el virus que si nos mata es por la falta de controles y de mantener las fronteras abiertas, las escuelas, las colas para el pollo, el papel higiénico, el detergente cuando aparece y todo lo demás que son cosas imprescindibles para vivir con higiene y alimentarnos que ya ni carne de cerdo hay... Hasta cuándo y hasta dónde llegara el despropósito a cuenta nuestra” comenta un usuario.
“Cada vez aprietan más la tuerca, el cubano está acostumbrado a sobrevivir con poco y sin esperanzas de un cambio por eso nos fuimos de ese infierno demoledor de sueños”, opina otro.
“Trabajé en ese giro del pan y los dulces. Asqueroso todo! Si digo que nunca probé pan o dulce alguno en las panaderías y dulcerías que por mi labor visitaba, me creerían? Incluso, muy pocas veces compramos pan en la panadería que nos correspondía, por la cantidad de moscas sobre los panes en el estante. Pero los mandamases hacían "billete", mucho "billete" , no obstante ser militantes del "sacrosanto" Partido, y de su "virginal" fuente: la UJC!”, refiere un tercer internauta.
El pan que se vende en la Isla por medio de la libreta de abastecimiento, tiene un costo de cinco centavos cubanos cada uno. La cantidad a la que pueden acceder las familias, depende del número de personas inscritas en el “núcleo familiar” según el mencionado documento.
Cuba también vende panes y dulces en otros establecimientos estatales a precios más elevados o en pesos convertibles (CUC), que suelen tener una calidad mejor, aunque tampoco es una diferencia apabullante.
Pero, sin dudas, el más consumido en el archipiélago es el que disponen en las bodegas racionalizados por la libreta.
Este documento vio la luz en Cuba el 12 de julio de 1963, y su función ha sido, desde un comienzo, regular la distribución de alimentos subsidiados a los núcleos familiares del país a menor precio, de modo que hubiera cierta equidad y el pueblo cubriera mensualmente su canasta básica con esta entrega de productos.
Con el paso de los años, la escasez y el encarecimiento de la comida en los mercados tradicionales ha obligado a muchas familias a ocultar el fallecimiento o la salida del país de algún familiar y seguir comprando la comida de este a precio subsidiado.
Aberraciones creadas en la revolución como el picadillo de soya, se venden por medio del documento.
Hoy es una verdad de Perogrullo que a ningún ciudadano cubano le alcanza lo ofrecido por la libreta para cubrir la mensualidad, aun menos si consume la cuota que corresponde a una sola persona, es decir, individualmente.
En diciembre de 2019, la Asamblea Nacional aprobó una propuesta para retirarles los víveres de la canasta básica a los ciudadanos cubanos que viajen al exterior y se ausenten del país por un tiempo prolongado.
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