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Una de las actrices más hermosas que han aparecido en las pantallas de la televisión y el cine cubanos así como en las tablas es, sin duda alguna, la capitalina Katia Caso, quien a su belleza une su indiscutible talento histriónico.
Telenovelas imborrables como De tu sueño a mi sueño, Las Honradas, El Eco de las Piedras, La Leyenda del Rayo, Salir de Noche; y policíacos como Día y Noche y Tras la Huella han contado entre sus elencos con esta rubia de grandes ojos verdes, que más nos hace recordar a una muchacha nórdica que a una caribeña.
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“Pero lo soy, y bien cubanita por cierto. Soy hija de Florentina y Luis, hermana de María Isabel. Tengo dos hijas y una sobrina, pero para mí son tres hijas.
“Camila, cantante de ópera, con residencia en Chile; Carolina, quien hace en estos momentos su tesis de Psicología; y Circe, la hija de mi hermana, que es actriz en Miami.
“Somos una familia corta pero unida: mi mamá tuvo un fallecimiento temprano, y nosotras cinco somos una. algo muy lindo, de veras”.
¿Siempre te nació el arte, la actuación? ¿Tu belleza desde niña te ayudó hasta cierto punto?
“Desde que tengo uso de razón, me atraen las tablas, aunque al principio lo que más me gustaba era la danza folclórica internacional, ya sea rusa, polaca, panameña. Todo esto lo ponía en práctica en la Escuela Primaria Gustavo y Joaquín Ferrer en el barrio de Nuevo Vedado”.
Desde que tengo uso de razón, me atraen las tablas, aunque al principio lo que más me gustaba era la danza folclórica internacional
¿Quién o cómo te descubrieron?
“Sabes que en aquellos tiempos se visitaban las escuelas en pos de talentos y yo me apunté en la de ballet pero, en cubano, ¡ni el sol!: con este cuerpo, con mi fenotipo, nada que hacer. Esto no me dañó sino que me guió hacia otro camino”.
¿Fuiste a la escuela de arte?
“Sí, cómo no. Para nada. En aquel momento estudié en la ESBEC Revolución de Octubre en Alquízar. Allí hice la secundaria y el pre, y de ese período guardo muy buenos recuerdos pues, amén de las dificultades que puedan presentarse por la lejanía de casa siendo nosotros tan pequeños, haces muy buenas amistades que perduran, que aún se mantienen en el tiempo.
“Y en esa ESBEC, fue creado un grupo de teatro aficionado, dirigido por el instructor Leonel Agusti, al que recuerdo con mucho cariño. Él me introduce en este maravilloso mundo de la actuación”.
¿Al graduarte, sí entras al ISA, no?
“Al concluir el Pre, con 17 años, quise presentarme a las pruebas de admisión del ISA, pero mi padre, teniente coronel del MININT, puso tantas trabas, reparos, objeciones (su hija ¿artista?) que yo, para evitar disgustos, no hice las pruebas. (Quiero aclararte que luego, al pasar el tiempo, cuando me vio actuar, se sintió muy orgulloso de mí y mi trabajo. Así es la vida)”.
Bueno Katia, si no entraste en el Instituto Superior de Arte, ¿qué hiciste y cómo finalmente conviertes en realidad tu sueño?
“Matriculé en la Universidad de La Habana, Licenciatura en Lengua Rusa, entre 1980 y 1982. En ese tiempo me incorporo al grupo de teatro de la Casa de la Cultura de Plaza que dirige Humberto Rodríguez.
“Allí estaban la genial Corina Mestre, Ivón López (quien actúa y vive en Miami), Bárbaro Marín, Jorge Perogurría, entre otros. Hacíamos obras de teatro, interveníamos en Festivales de Aficionados, de los cuales recuerdo con mucho agrado el de 1981, cuando me entregaron el Primer Premio de Actuación (f) por la obra Las Pericas de Nicolás Dorr.
“Mi papá asistió a esa presentación y se convenció de que yo nací para actuar. Su orgullo por mí rebasó el límite cuando vio que dos actores de la talla de Verónica Lynn y Pedro Álvarez me entregaron el Premio. Fue esto lo que me libró de todas mis indecisiones y me hizo pensar con mayor fuerza en entrar a las pruebas del ISA.
“A esto únele el fallecimiento de mi mamá en 1980. Ya yo era mayor de edad y decidí hacer las pruebas del Instituto Superior de Arte”.
¿Y cómo te fue en las difíciles pruebas para entrar al arte cubano?
“Mi nerviosismo era notorio. No era fácil tener delante a primeras figuras como Raquel Revuelta, la también actriz Herminia Sánchez, la directora Miriam Lezcano, la legendaria Ana Viñas y la directora por muchos años del grupo de teatro El Sótano, María Elena Ortega, quien ahora vive en Chile”.
¿Qué pasó?
“Fui aceptada desde el inicio, hice traslado de carrera y empecé la especialidad de actuación en el ISA, en primer año. Fui compañera de grupo de esas grandes actrices que son Dianelys Brito, actualmente en Miami, y Broselianda Hernández; hoy día mantenemos lazos de amistad”.
¿Qué me cuentas de tu vida en el ISA?
“Mi primera profesora fue Miriam Lezcano. Con ella aprendí el método soviético de actuación mundialmente conocido por Stanislavski”.
“Puedo decirte que el método Stanislavski es empleado en el prestigioso Actor Studio de New York. Es el ABC: actor que empieza debe hacerlo con ese método pues es el primer acercamiento, la mejor forma de comenzar a entender las técnicas teatrales, y que finalmente, va a signar tu trabajo durante toda la vida.
“Claro, esto no exime que después pongas en práctica, utilices, otros métodos; pero el ABC, repito, considero es el de Stanislavski”.
Excepto la radio, has incursionado en el resto de los medios: televisión, cine, teatro. ¿En cuál te realizas mejor, cuál te gusta más?
“A mí me gustan todos, pero si me pides un orden: cine, teatro y televisión. Ah, y no olvido mis doblajes para la televisión, algo que no creas que es fácil. Para nada” .
¿Puedes decirme las causas del por qué de tu favoritismo?
“En el cine puedes interpretar tu personaje con más nivel de detalle, la cámara no permite engaños, un ademán desmesurado resulta superfluo; es más intimista, más parecido a la vida.
“En cine se actúa totalmente de manera contraria que en el teatro, en vez de expresar hay que interiorizar, en vez de exagerar hay que simplificar. Me siento muy realizada en el cine.
En cine se actúa totalmente de manera contraria que en el teatro, en vez de expresar hay que interiorizar, en vez de exagerar hay que simplificar. Me siento muy realizada en el cine
“En el teatro, una tiene más tiempo de hacer una verdadera caracterización, tenemos más margen de creación; el personaje una lo va logrando de a poco.
“Es muy satisfactoria la retroalimentación con el público; estimula el espíritu y te permite en cada presentación desarrollar tu personaje, limarlo: esto no se puede hacer ni en la tele ni en el cine.
“La televisión es rápida, inmediata; el tiempo no existe: una semana de ensayo y ya. Tiene ventajas y desventajas, pues tiene el poder de destruirte o de lanzarte al estrellato”.
¿Papeles favoritos?
“En 1988 protagonicé el documental, más bien un docudrama, sobre la vida de Tania la Guerrillera, que fue dirigido por Rebeca Chávez el cual fue reconocido con el Premio Coral del Festival de Cine de ese año.
“Ese rol lo recuerdo porque tuve la oportunidad de representar a la legendaria guerrillera”.
Y ella, trigueña y tú, tan rubia.
“Así es, tuve que teñirme por vez primera en mi vida a los 24 años para parecerme, bajé de peso, soñaba con mi interpretación. Sus padres cuando vieron el documental llegaron a preguntar si hubo imágenes originales de su hija, lo cual ha sido el mayor elogio que me han hecho en mi carrera”.
Me imagino que en el teatro debes tener muchos roles que hayan dejado una huella en ti.
“En efecto, tengo muchos papeles favoritos pero te asombraría que te dijera que tras 30 años de vida artística he descubierto que mi género es la comedia, la farsa, tras la puesta en escena de Divorciadas, evangélicas y vegetarianas”.
“Esa obra, muy renombrada entre los años 2016 y 2018, estuvo dirigida por Max Álvarez, el hijo de ese gran actor ya desaparecido que es Pedro Álvarez.
“Hicimos funciones en Santa Clara: en el teatro de La Caridad y en el muy afamado Mejunje así como en Manzanillo. En La Habana la expusimos en la Sala Llauradó.
“Protagonizamos esta performance junto a Cheryl Zaldívar y Gissel González, y la disfruté de lo lindo. Desde hace tres años trabajo en el grupo Trotamundo, cuya directora general es la maestra Verónica Lynn, bajo cuya égida interpreté El último bolero.
“Precisamente, Divorciadas… la hice formando parte de esa agrupación.
“En un futuro cercano pienso trabajar con Cheryl como directora en un monólogo, que aún se prepara. No quiero adelantar nada pues no queremos quemar las naves como Hernán Cortés.
“También trabajé en El burgués gentil hombre, Primer día de resurrección, Náufragos, Arropamiento, caras y caretas, entre otras”.
¿Y en la tele, lo último que has hecho?
“Tierra de Fuego, producción que salió al aire hace cuatro años, además de capítulos de los policíacos Tras la Huella y U.N.O. También cortos de ficción con figuras jóvenes de la FAMCA (Facultad de medios audiovisuales y que pertenece al ISA).
“Especial fue para mí trabajar en uno de ellos, el cortometraje Famulus con la maestra Coralita Veloz.
“En uno de los Tras la Huella interpreto un protagónico negativo, como una estafadora de embajadas, papel que me ha encantado hacer”.
¿Son más difíciles los papeles negativos?
“Sí, lo son, tienen más conflictos, lo que te da la posibilidad de hacer una caracterización más interesante. Esa complejidad te incentiva” .
¿Actores y actrices, cubanos y extranjeros que para ti han marcado épocas?
“Cubanas: Verónica Lynn, Broselianda Hernández, Laura de la Uz y Thais Valdés, cubanos: Reynaldo Miravalles, Tito Junco, Adolfo Llauradó, Mario Balmaseda, José Antonio Rodríguez, Luis Alberto Ramírez, Enrique Molina.
“Extranjeros, empiezo por las damas: Meryl Streep, Glenn Close, Vanessa Redgrave; entre los hombres, Dustin Hoffman, Robert de Niro, Charles Chaplin, Al Pacino y Marlon Brando”.
¿Profesores que te han marcado?
“María Elena Ortega, Vicente Revuelta y Roberto Blanco, director del grupo Irrumpe”.
Katia, sé que no te limitas a la actuación pues la dirección y la labor profesoral están muy vinculadas con tu persona.
“En el 2002 se me presentó un contrato para ir a Quito, Ecuador, a laborar en una Universidad como profesora de actuación”.
Por supuesto que te eligieron por tu experiencia previa en Cuba.
“Ya llevaba 15 años trabajando artísticamente con Max Álvarez; hicimos cursos en la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), y ahí fue mi inicio como profesora. Así se me presenta el contrato.
“De hecho estuve tres años en la Universidad Tecnológica América, UNITA, en Quito, a donde viajé con mis dos hijas. Fue una estancia maravillosa. Ese pueblo es lindo, cariñoso, amable.
“Nación rodeada por volcanes, con la selva amazónica cercana, los aguerridos Andes saludándote día a día y el impactante océano Pacífico. Es bello Ecuador, además de estar en el centro del mundo” .
¿Qué anécdotas recuerdas, además de la clase de geografía que acabas de impartir?
“Además de esa agreste y soberbia geografía, aprendí mucho. Tuve la oportunidad de conocer, vivir muchas experiencias. Allí trabajé como profesora, como actriz, hice muchos programas de televisión, monotemáticos y hasta interpreté una novela con un personaje positivo. Compartí roles con mi hermano Bernardito Menéndez Jr.
“No paraba, también hice teatro en Quito. Entretanto, las niñas continuaban sus estudios en Primaria y Secundaria, hasta que Camila, con 14 años entonces, me dice que quería ser cantante de ópera, igual que su abuela paterna, Olga Díaz, quien es fundadora del Lírico Nacional. ¿Te imaginas?”
¿Qué hiciste?
“Yo no tenía ni la más remota idea de sus intenciones, pero no dudé. Hicimos las maletas y de vuelta a La Habana. Enseguida hizo las pruebas y entró en el nivel medio del Conservatorio Amadeo Roldán, y hoy día, como ya te había adelantado, es cantante profesional en el Teatro Municipal de Santiago de Chile así como profesora de canto lírico en varias academias de la capital del sureño país” .
Bueno, eso fue lo que hizo la niña al regresar, pero, ¿qué hizo la madre?
“Ah, pues cuando regresé en el 2005, trabajé como profesora de actuación en la escuela del Lírico, de hecho, le impartí clases a mi propia hija. Incluso, dirigí la tesis del Musical Jesucristo Superstar”.
Además de todo lo que me has dicho, de actriz, profesora, teatro, cine, tv, sé que te gusta dirigir musicales.
“Me encanta dirigir musicales. Fue un privilegio hacerlo en el 2008 cuando dirigí el estreno nacional de la Ópera Rock Jesucristo Superstar, con los estudiantes del Instituto Cubano de Canto Lírico de La Habana.
“¿Te imaginas Jesucristo Superstar con 35 adolescentes en escena, cantando en vivo? Hicimos cuatro funciones en el Centro Hispanoamericano, ubicado frente al céntrico Malecón, y aquello fue apoteósico.
“También fui profesora de la especialidad de actuación en la ENA (Escuela Nacional de Arte) y conjuntamente trabajaba en el ISA (Instituto Superior de Arte). Así las cosas, en ese mismo 2008, asumí el cargo de vice decana de la Facultad de Teatro, labor que realizo hasta que en el 2010 parto para Chile con otro contrato de trabajo”.
¿Cuál?
“Dirigir una película: Revelaciones, y un documental que codirigí con Mauricio Matus: Cubanos en Antofagasta”.
¿Te gusta dirigir, te consideras directora?
“Me gusta más la actuación. Los hice por encargo. Me realicé en ellos, incluso el documental ganó el primer premio en el Festival de Documentales de Antofagasta.
“Es una enorme responsabilidad en cualquiera de las artes, pero en el cine, yo le añadiría un peldaño más, para lo que uno debe estar bien preparado, yo en realidad no me considero directora de cine”.
¿Qué recuerdas de tu paso por esa tierra?
“Vivir en Antofagasta, ciudad que está en el medio del desierto de Atacama, es una experiencia inolvidable, enriquecedora. Soy aventurera por antonomasia, para mí fue algo real-maravilloso como escribiría nuestro Alejo Carpentier”.
¿Y las niñas, viajaste con ellas?
“Sólo con Carolina pues ya Camila estudiaba canto en Chile. ¿Sabes? La gallina junto a sus pollitos” .
De regreso a Cuba, a Katia Caso le dieron la posibilidad de co dirigir (la parte actoral) junto al barítono Ulises Aquino, el musical Hatuey.
“Para mí la ópera es un género complejo, maravilloso, pero considero que en lo referente al método de actuación en Latinoamérica tiene que modernizarse.
“La actuación es una, lo que se adecua al medio que sea. Hay que sentir, hay que vivir, hay que soñar el personaje; esto incluye el teatro musical.
La actuación es una, lo que se adecua al medio que sea. Hay que sentir, hay que vivir, hay que soñar el personaje
“La motivación interna de un personaje tiene que ser la misma, lo que varía es el medio, es la expresión escénica. En el teatro se tiene que proyectar, hablar alto, pero siempre viviendo el personaje”.
En cuanto al cine, Katia Caso tuvo su debut en largometrajes con la antológica Una novia para David de Orlando Rojas; además, actuó en Amor Vertical, de Arturo Soto; Una Noche, dirigida por Lucy Mello y El viajero inmóvil, de Tomas Piart.
“Por cierto, lamento mucho su prematura desaparición física hace unos días. Lo respetaba muchísimo y manteníamos una buena relación de trabajo entre nosotros”.
¿En este momento, qué haces?
“Te adelanté la obra con Charyl y me estoy preparando para un excelente personaje en una producción alemana que aún está en pre-producción y de la cual tampoco debo adelantar información, pues así me lo han pedido los productores.
“Vivo con Carolina y Guccy, mi perro labrador de 12 años que es el hombre de la casa. Siempre estoy estudiando algo, hace tres años perfecciono mi inglés, profundizo en el método de actuación para cantantes, algo que amerita la atención en muchos países”.
Hace ya unas semanas fue aprobada la nueva Constitución cubana y algunos artistas estaban, digamos, preocupados por el control que pudiera regir sobre el arte y sus manifestaciones en el país. ¿Cuál es tu opinión sobre el particular?
“Mira, la expresión artística debe ser libre. No podemos ir a los extremos. Apoyo todo lo que esté en contra de la vulgaridad, el machismo y el sexismo, pero revisar cada propuesta artística, no me parece”.
Después de 32 años de vida artística, ¿cuál ha sido tu mayor logro?
“Mira, ninguno de los premios que me han dado, ni el más rotundo de los aplausos del más exigente de los públicos se puede igualar con el nacimiento de mis dos hijas. Ellas han sido y son mi mayor premio. Es el mejor regalo que me ha dado la vida: ser madre”.
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