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José Antonio Rodríguez falleció este miércoles a los 81 de edad en La Habana, tras sufrir una larga enfermedad degenerativa, según confirmaron en La Habana fuentes del Consejo Nacional de las Artes Escénicas.
Los restos de quien puede ser considerado uno de los actores más grandes que haya dado la TV y el Cine cubanos, serán velados en la funeraria de Calzada y K en el Vedado y su funeral tendrá lugar en la mañana de este jueves.
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José Antonio Rodríguez nació en la Habana en el año 1935, y por más de tres décadas fue considerado por la crítica especializada como una de las mayores figuras del teatro en el país.
Se caracterizó por su gran poder histriónico, su fuerza en escena, y su fuerza gestual. Sus personajes, de intensa carga drámatica, fueron del agrado de todo el que lo pudo disfrutar, en cuanta obra se presentara.
José Antonio dio sus primeros pasos en la actuación después del año 1959, cuando llegó al Conjunto Dramático Nacional, luego pasó a Teatro Estudio y más tarde fue fundador y director del grupo Buscón.
Memorable es su actuación en la película Polvo Rojo, encarnando el papel del ingeniero Fonseca, (Demetrio Presilla en la realidad), el único ingeniero que se quedó en Cuba tras el cierre de la planta niquelífera de Moa, y responsable indiscutible de volver a echar a andar la planta.
También en el cine, trabajó en los filmes La última cena (1976), de Tomás Gutiérrez Alea, Cecilia (1981), de Humberto Solás, la ya mencionada Polvo Rojo (1981), de Jesús Díaz, y Baraguá (1985), de José Massip
Pero sin dudas fue su papel de Rigoletto en la novela Las Impuras, basada en el libro de Miguel de Carrión, el momento más excelso de su carrera, y el mejor de todos sus papeles en la TV, aunque no menos meritorio fue su desempeño como "Melquiades" en la Telenovela Doña Bárbara, junto a la inolvidable Raquel Revuelta.
En el año 2003 fue elegido Premio Nacional de Teatro, y por sus papeles en el cine obtuvo en dos ocasiones Premios de Coral de actuación en festivales del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Dueño de una poderosa voz, de acento grave, firme y segura, narró para la televisión numerosos documentales.
Siempre sonriente, José Antonio perteneció a la generación dorada del cine y la televisión en Cuba, que mañana despide a uno de sus grandes: el Gran Rigoletto.
con información de 14ymedio y Ecured.
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