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Fallece en la Habana el actor cubano Reinaldo Miravalles

Considerado como una de las vacas sagradas de la actuación en Cuba, falleció a la edad de 93 años.

Fallece en la Habana el actor cubano Reinaldo Miravalles © Captura de Vídeo/Youtube
Fallece en la Habana el actor cubano Reinaldo Miravalles Foto © Captura de Vídeo/Youtube

Este artículo es de hace 7 años

El actor cubano Reinaldo Miravalles, ídolo de muchos, maestro de varias generaciones de artistas cubanos, ha fallecido en la ciudad de la Habana a la edad de 93 años.

Considerado por muchos como el mejor actor cubano de todos los tiempos, su talento histriónico era tal, que es uno de los pocos actores - no ya cubanos, sino internacionales - que podía moverse por diversos registros de la actuación, sin que por ello mermara un ápice su desempeño.

Trabajó en casi todas las películas emblemáticas del llamado cine cubano.

Memorable es aún su actuación como el bandido Cheíto León, en la película "El Hombre de Maisinicú". También se le recuerda en "Las Doce Sillas", "Los pájaros tirándole a la escopeta", y otras muchas más que hicieron de él no solo uno de los actores más queridos, sino más respetados en la cinematografía latinoamericana.

En la Televisión, estableció cátedra, y personificó al guajiro Melesio Capote en la telenovela "La Peña del León".

Su actuación fue tan memorable, que "el guajiro Melesio" quedó en la memoria histórica, y en la historia misma, como el "guajiro emblemático" de todos los campesinos cubanos. No solo de aquellos que se opusieron al proceso de "cooperativización", en los años 70, sino a todos por igual. La imagen del campesino cubano post 59 es esa: la del guajiro Melesio Capote.

Recientemente se le vio junto a Enrique Molina, en el filme "Esther en alguna parte" donde con igual soltura y profesionalidad dio vida al personaje de un anciano mustio de nombre, Lino Catalá.

La triste noticia fue confirmada por su propio hijo.

Precisamente este, desde la ciudad de Miami, daba a conocer la siguiente nota:

Son momentos muy difíciles para nuestra familia pero tenemos que comunicar que Reynaldo Miravalles falleció hace apenas unas horas en la ciudad de La Habana, Cuba , a donde fue llevado en contra de su voluntad. Yo sabía que no debía ser pero mi madre insistió lamentablemente tuvo una recaída que no pudo superar, y ahora los funcionarios del Ministerio De Cultura nos hacen saber que la única forma para que el cadavér de mi padre regrese a los EUA es pagando la suma de $10,000. 00 . De lo contrario solo nos envían sus cenizas. Me parece inconcebible que después de tantos años cuando todos los arreglos previos para este triste momento están saldados en nuestra ciudad de Miami, su cadavér no pueda ser velado aquí, es muy divicil acudir a nuestra comunidad en estos momentos, pero Reynaldo Miravalles debe estar aquí como siempre quiso, donde llegó tantos años. Pedimos ayuda para reunir esta cifra injusta y que el cuerpo de esta figura tan importante del las artes escénicas repose donde decidió hace muchos años aceptar su retiro y su descanso. Por favor ayúdame a que mi padre regrese aquí para SIEMPRE.

Quien desee contribuir a esta recolecta de fondos para que sus restos sean trasladados de vuelta a Miami, puede realizar generosamente una donación en la siguiente dirección:

GOFUNDME EL INMORTAL REYNALDO MIRAVALLES

Desde hace varios años, numerosas voces se han venido alzando para que le otorgaran a Miravalles el Premio Nacional de Cine. Uno de los principales impulsores de esta propuesta es el realizador cubano Ian Padrón, quien escribio una emotiva carta en el año 2013, en la cual justificaba el porqué Miravalles era merecedor de tal distinción.

Descanse en paz, el hombre que hizo de la actuación en Cuba no solo un arte, sino la vida misma. Reciba el cariño inmenso del pueblo al cual usted le dedicó su vida entera. El Premio Nacional de la Vida Cubana, no el de Cine, usted se lo ganó con creces.

Carta de Ian Padrón

Seamos honestos. Reynaldo Miravalles se merece el Premio Nacional de Cine

Personalmente he visto a Reynaldo Miravalles una sola vez y fue hace una semana frente al ICAIC. No soy su amigo. Sólo pertenezco a los millones de admiradores que en Cuba y el mundo han disfrutado la obra de este actor, que ronda ya los 90 años de edad.

Mencionaré sólo tres de los grandes personajes interpretados por Miravalles a lo largo de una carrera de más de 50 años en el audiovisual cubano: el inolvidable guajiro Melesio Capote junto a Eloísa Álvarez Guedes, el guagüero machista enamorado de Consuelito Vidal en Los Pájaros tirándole a la escopeta y su magistral Cheíto León… antagonista de Sergio Corrieri en El hombre de Maisinicú. Bastarían estos para proclamar inobjetablemente que Miravalles es un maestro imprescindible a la hora de narrar la historia del Cine Cubano.

Aun así, Reynaldo Miravalles no ha recibido aún el PREMIO NACIONAL DE CINE que cada marzo entrega el ICAIC.

A mi juicio, La Cultura Cubana y sus autoridades tienen ante sí un dilema histórico:

Miravalles está en Cuba,
trabaja con Cuba,
está vivo con 90 años… en Cuba,
y ha dado su vida por el Cine de Cuba…
y por no residir en Cuba… no es elegible para EL PREMIO NACIONAL DE CINE…

¡Eso es ridículo!

Desde hace unos años no reside en Cuba, pero siempre ha estado ligado a su nación e incluso por estos días estrena en La Habana su más reciente filme en el cine cubano, dirigido por Gerardo Chijona.

Ante la historia y mi tiempo, dejo clara mi inconformidad con esta triste omisión y le pido al ICAIC y al jurado elegido que tengan en cuenta a Reynaldo Miravalles para la próxima votación del premio. Como cineasta cubano lo propongo en el cupo que supuestamente tengo cada año para escoger un candidato.

Si queremos una Cuba “Con todos y para el bien todos”, honremos a las personas que forman parte de la Ceiba Madre de nuestra cultura y abracemos a todos los cubanos de bien; vivan donde vivan y piensen como piensen.

Insto además a todos los actores, escritores y artistas a batallar juntos por romper el arcaico precepto de medir la estatura moral de un cubano por su lugar de residencia en el mundo.

Miravalles quizás no piense en estos detalles y no creo los halagos sean su prioridad en la vida, pero el público cubano y el ICAIC le debemos respeto a este gran artista. Hoy —y no mañana—, démosle a Miravalles el estímulo de nuestra ética, nuestro agradecimiento y nuestro aplauso eterno.

Ian Padrón

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