En la ciudad de Santa Clara la situación de venta de carne de cerdo ha empeorado con respecto a hace tan solo un año. De 500 animales que se vendían por semana hoy los números han disminuido en más de la mitad y 150 o 200 son puestos a disposición de la población cada domingo.
El panorama ha llevado a descentralizar la comercialización, que anteriormente tenía como escenario el mercado Los Pilongos y hoy las cantidades mínimas son llevadas hasta diferentes puntos de venta que se distribuyen en cerca de 24 establecimientos, aunque a veces solo han podido llegar a 12. Así lo ha asegurado Irving Toledo Ordez, director comercial de Acopio en Santa Clara, en una entrevista ofrecida a Cubadebate.
La razón de un nivel de producción tan reducido, según la información difundida en el medio oficialista, está en la poca disponibilidad de alimento para los animales. Solo el 69% de la soya y el maíz que se demanda para este fin llegó al territorio, lo cual tuvo un impacto negativo en la cantidad de entrega. Al panorama se le suman las estadísticas de abortos y alumbramientos con problema, que ponen en picada la producción porcina en Villa Clara.
Un vídeo publicado por el portal oficialista cubano muestra la desesperación ciudadana a la hora de comprar carne de cerdo y lo desprotegidos que están los clientes ante una demanda que supera la capacidad productiva.
Colas que se tornan eternas, falta de control y casos de indisciplina social son solo algunos de los resultados que ha generado la distribución reducida de este alimento altamente demandado.
“¿Por qué razón hay que hacer una cola toda la noche?” pregunta una de las entrevistadas por Cubadebate, quien aseguró que esa carne estaba en el punto de venta desde el día anterior y pudo venderse en un estado más fresco. “La carne va a tener olor. Eso se llama maltrato a la población”.
Otra queja recurrente es la venta de turnos para comprar. Según dijeron los clientes consultados, existen personas que madrugan para obtener los primeros puestos y luego los venden en 50 pesos. Esta situación pone en desventaja a quienes madrugan también y ven lejana su oportunidad para llevar a casa algún pedazo de carne.
“Están los que venden los números a 20 o 30 personas delante de nosotros” dijo un joven que aseguró estar en la cola desde las tres de la tarde y tener delante a más de cuarenta personas para comprar. “El Minint estaba presente, cualquier perturbación o alteración del orden ellos estaban ahí y se organizaba la cola. Tú tenías tus derechos” aseguró.
Con referencia a la medida de descentralización de la venta uno de los clientes dijo que antes ese problema no existía, pero ahora “la esperanza está turbia”.
En estas eternas colas los ciudadanos se encuentran en igualdad de condiciones con los trabajadores por cuenta propia. La no existencia de un mercado mayorista para este sector de la economía cubana los obliga a comprar en los mismos sitios y con precios no diferenciados.
“Nosotros tenemos paladar y tenemos que hacer la cola toda la noche. Se supone que si una tiene carné puede comprar más, o ponernos un punto para comprar” manifestó una de las personas que esperaba su turno para efectuar la compra destinada a su negocio.
Para evitar el acaparamiento se estableció un límite de 10 libras por persona, medida muy socorrida últimamente en la isla en estos tiempo de crisis.
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