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Varios grupos y personalidades del exilio cubano en Estados Unidos conmemoraron el trágico suceso del derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate el 24 de febrero de 1996 por parte del régimen de La Habana.
La acción, ordenada por el general Raúl Castro, tuvo como blanco un grupo de pilotos civiles que realizaba labores de rescate de balseros cubanos en el Estrecho de la Florida.
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El incidente ocurrió en aguas internacionales, cuando los misiles aire-aire de los MIG-29 cubanos impactaron y destruyeron las avionetas desarmadas mientras informaba en Cuba que los aviones se acercaron a la isla en un intento de provocación al "gobierno revolucionario".
En esta acción murieron tres pilotos estadounidenses de origen cubano, Mario Manuel de la Peña, 24 años; Armando Alejandre, 45; Carlos Costa, 29; y el residente cubano Pablo Morales, 29 años.
Otras cuatro personas lograron sobrevivir tras escapar de una persecución aérea de más de una hora a bordo de otra avioneta. Entre ellos estaban José Basulto, fundador de Hermanos al Rescate, el copiloto Arnaldo Iglesias, y el matrimonio de Andrés y Silvia Iriondo.
Desde entonces, los familiares de las víctimas y la comunidad cubana en el exilio han exigido que los responsables de este crimen sean llevados ante la justicia. "Fue un crimen premeditado" del gobierno cubano, alegan.
Este sábado, la organización Archivo Cuba destacó que Hermanos al Rescate realizó miles de misiones voluntarias para detectar balseros cubanos en peligro, notificando a la Guardia Costera de EE.UU. para su rescate, informó Martí Noticias.
La Ermita de la Caridad de Miami y la Fundación Nacional Cubano Americana también recordaron los trágicos sucesos y subrayaron que se cumplen 28 años de un crimen que sigue impune.
El régimen de La Habana, liderado por Fidel Castro, intentó justificar la acción, pero el derribo de las avionetas fue condenado por la Unión Europea, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.
Aunque en la isla se le informó a la población que los aviones se acercaban al malecón de La Habana y se decidió su derrumbe, una investigación exhaustiva de la Organización de Aviación Civil Internacional (OAIC) determinó que estos fueron derribados en aguas internacionales y que las autoridades cubanas no cumplieron con los protocolos establecidos.
El Consejo de Seguridad de la ONU, tras conocer el informe, adoptó la resolución 1067 (1996) condenando el uso de armas contra aviones civiles y llamando al régimen de La Habana a cumplir con las leyes internacionales.
Los sucesos del 24 de febrero de 1996 llevaron a la aprobación de la Ley Helms-Burton y la Proclamación 6867, declarando una emergencia nacional para hacer frente a la perturbación de las relaciones internacionales.
Posteriormente, en 2004, se amplió la emergencia nacional mediante la Proclamación 7757 para negar apoyo monetario y material al gobierno cubano. En 2016 y 2018, se modificó aún más la emergencia nacional en respuesta a disturbios continuos en las relaciones internacionales relacionadas con Cuba.
En abril del pasado año el gobierno cubano silenció la muerte del teniente coronel retirado Luis Francisco Pérez Pérez, quien en 1996 disparó contra las dos avionetas de "Hermanos al Rescate" en aguas internacionales, cumpliendo una orden del entonces ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz, y frustrando el deshielo bilateral que intentaba el presidente Bill Clinton.
Analistas políticos aseguran que fue un crimen premeditado. El experto Edgerton I. Levy recordó hace unos años que desde 1995, el Gobierno cubano comenzó a preparar las condiciones para tratar de sacar definitivamente del aire y de la escena política a Hermanos al Rescate. Fidel Castro trasladó a Estados Unidos los deseos de que se detuvieran los vuelos de esa organización, con el pretexto de que supuestamente violaban el espacio aéreo de Cuba.
En la primera quincena de febrero de 1996, generales cubanos trasladaron al Gobierno de Estados Unidos, sin tapujos de ningún tipo, las intenciones que ya tenían de dar un severo escarmiento a Hermanos al Rescate, en virtud de considerar que la administración estadounidense no hacía ni haría nada al respecto.
Aprovecharon la visita a la isla de un grupo de militares de alto rango y funcionarios retirados, encabezados por el vicealmirante de la Marina (retirado) Eugene Carroll Jr. para sondear cuál sería, en opinión de los visitantes, la reacción del Gobierno si las avionetas eran derribadas.
El interés de Castro apuntaba precisamente a su determinación de acabar de una vez y por todas con las actividades de Hermanos al Rescate y la imagen negativa que proyectaban contra el régimen.
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