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Desde el mismo momento en que el General de División Rubén Martínez Puente, puntero en mano, se posicionó delante de un mapa del occidente cubano se sabía que mentía como un bellaco; su lenguaje corporal lo delataba delante de toda la audiencia televisiva de Cuba, atenta a los únicos dos canales existentes en aquel tiempo, que emitían a esa hora encadenados.
El general balbuceaba más que hablaba y Martínez Puente tartamudo no es; quizás sea un hombre sin trastiendas, de los que el mentir a mansalva no se le da bien.
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A mi pobre sobrinita de tres años le habían usurpado su horario de ver muñequitos y, me suplicaba llorando: - ¡Tio, yo no quiero ver al gordo feo ese, yo quiero ver los muñe!
Después, le tocó el turno a Alberto. Y no precisamente el militar con tricornio y con bastón, de los Zapaticos de Rosa martiano, sino, al Gatillo Alegre de la ocasión. O se dice mejor el colimador alegre? Bueno, da igual.
El piloto no tartamudeo pero se veía desde lejos que también mentía en su porfía por demostrar de que había masacrado a dos indefensas avionetas dentro del Espacio aéreo cubano, hasta 12 millas náuticas de la costa, aproximadamente 22 kilómetros.
En ese momento reflexioné: Un piloto que, desde un MIG 29, sea capaz de lanzar un cohete térmico infrarrojo R 73 contra un indefenso Cessna 337, es capaz, por las mismas motivaciones y odio, de disparar contra un niño indefenso un Lanzacohetes RPG 7.
Más rápido se coge a un mentiroso que a un cojo.
En el " Lugar de los Hechos" y a poco menos de una milla de dónde cayeron pulverizadas las dos avionetas de Hermanos al Rescate, se encontraban dos embarcaciones; un yate de recreo y un crucero que navegaba con dirección Oeste paralelo a la costa cubana, y a 10 millas de separación de las aguas territoriales de Cuba. Parte de sus pasajeros observaron el grotesco espectáculo de un avión de caza, de Cuarta generación, aniquilando a dos indefensas aeronaves con su carga humana dentro. La posición quedó registrada en la Bitácora de ambas embarcaciones que dieron la señal de Alarma al Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos.
Mientras esto ocurría, el MIG 23 ML que despegó y voló en pareja con el MIG 29 UB, se quedó orbitando a media altura, dándole cobertura al masacrador, ante una improbable aparición de F 16 americanos de una base de los cayos de la Florida. Ronald Reagan hacía más de cinco años que no era presidente.
Unos meses antes, y con motivo a la celebración de un aniversario de la Crisis de los Misiles en Cuba, a una pregunta de Fidel Castro a un Almirante, jefe de la delegación norteamericana, que cuál sería la reacción de Clinton en el caso de que avionetas de Hermanos al Rescate fueran derribadas en territorio cubano, este le respondió que el presidente de Estados Unidos no tomaría acción alguna.
Un Cessna 337 vuela a 330 km/h. En el supuesto de que se realice una intercepción, por la Semiesfera trasera, mientras este se desplaza con rumbo Norte, es muy difícil que el derribo se realice en aguas juridiccionales cubanas, y más difícil aún que, después de haber masacrado a una avioneta, tomar altura, buscar, localizar, colimar, disparar y derribar una segunda avioneta pulverizándola dentro del Espacio aéreo Cubano, circunstancia que negó categóricamente la OACI.
Hace años vengo tratando de determinar las motivaciones que tuvieron los hermanos Pérez, quienes tripulaban el MIG 29 UB, para aquella grotesca celebración, después de haber acabado con vidas humanas durante su ataque desproporcionado; y comprendí -finalmente- porqué, el odio es tipificado en los Estados Unidos como un delito grave.
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