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Un gran jurado federal presentó cargos contra el cubano Alexander Alazo Baró, acusado de atacar la embajada cubana en Washington DC el pasado 30 de abril.
Alazo, de 42 años, fue acusado el miércoles de cuatro delitos relacionados con el tiroteo en la sede diplomática de Cuba, según un comunicado divulgado por la Fiscalía Federal del Distrito de Columbia, en la capital estadounidense.
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El jurado de instrucción determinó que la acusación por la acción cometida por Alazo implica cargos por descargar un arma de fuego durante un delito de violencia, ataque violento a un funcionario extranjero o local oficial que usa un arma mortal, y el delito de herir o dañar intencionalmente propiedades pertenecientes u ocupadas por un gobierno extranjero en Estados Unidos.
Por esos tres había sido implicado por una denuncia penal tras el asalto. Ahora se le agregó un cargo adicional por usar, portar, blandir y descargar un arma de fuego durante un delito de violencia.
De ser hallado culpable del primer delito, Alazo enfrentaría una sentencia obligatoria de 10 años de prisión por el primer cargo.
Por el segundo y el tercero, podría ser condenado a una pena máxima de 10 años, una multa de hasta 250 000 dólares, y no más de tres años de libertad supervisada. El último delito conlleva una pena máxima de cinco años de prisión y una multa similar de hasta 250 000 dólares.
Al anunciar la decisión del jurado de instrucción, el fiscal Michael R. Sherwin elogió el trabajo de las fuerzas del orden público tanto locales como federales, que actuaron rápidamente para proteger vidas y reducir los daños a la propiedad del gobierno cubano.
“Esta investigación y enjuiciamiento es un testimonio del compromiso de la policía estadounidense de frustrar los esfuerzos de cualquier persona que apunte con violencia a cualquier embajada extranjera en Estados Unidos”, subrayó Sherwin.
El anuncio de la decisión sobre el encausamiento aparece además suscrita por Matthew Miller, agente especial a cargo de la División de Campo de Washington del Servicio Secreto de Estados Unidos; Todd J. Brown, director del Servicio de Seguridad Diplomática de Estados Unidos; y Peter Newsham, jefe del Departamento de la Policía Metropolitana en Washington DC..
Brown reiteró el compromiso de su entidad en garantizar la seguridad de las misiones extranjeras en Estados Unidos.
“Nos tomamos en serio nuestras responsabilidades descritas en la Convención de Viena”, recalcó.
El gobierno cubano ha protestado insistentemente sobre el caso, afirmando que Washington no ha criticado el hecho como un acto terrorista. Hasta el momento, ni la Cancillería cubana ni la agencia Prensa Latina, acreditada en Washington, se han referido a la decisión del gran jurado.
El jefe del Departamento de Policía Metropolitana, Peter Newsham, dijo que espera que el sistema de justicia penal responsabilice a Alazo por el ataque a la sede diplomática cubana.
“Nuestra ciudad ha experimentado demasiados resultados trágicos cuando alguien dispara un arma indiscriminadamente en nuestra comunidad”, recordó.
En junio, la fiscalía federal envió el caso de Alexander Alazo Baró al jurado de instrucción para buscar su encausamiento por los hechos cometidos.
En un documento presentado ante el tribunal del Distrito de Columbia, el fiscal asistente Jason B.A. McCullough explicó que el gobierno había acopado suficientes pruebas contra Alazo y las remitiría a un jurado de instrucción para que emitiera una acusación y encaminara el procesamiento judicial.
Alazo está en prisión preventiva desde que fue detenido tras protagonizar el ataque armado. Las autoridades dijeron que en su acción, el detenido realizó 32 disparos con un fusil AK-47 contra la sede diplomática cubana antes de lanzar el arma contra la entrada del edificio para arroparse en una bandera estadounidense.
Al ser interrogado por investigadores del Servicio Secreto de Estados Unidos, alegó que se sentía perseguido por “organizaciones del crimen organizado” enviadas por el gobierno cubano y que había decidido enfrentarse a ellas tras años de supuesto hostigamiento.
En declaraciones incluidas en su primero interrrogatorio, Alazo afirmó que si el embajador cubano José Ramón Cabañas u otro funcionario hubiera salido del edificio le habría disparado porque los consideraba su "enemigo".
Alazo había recibido evaluación médica y tratamiento siquiátrico en semanas recientes, y tenía un comportamiento sicótico, que implicaba traslados permanentes con su familia entre ciudades bajo temores de persecución.
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