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La esposa de Alexander Alazo, el hombre que abrió fuego contra la embajada cubana en Washington la pasada semana, reveló que el atacante vivía atormentado con delirios de persecución y pensaba que un grupo armado vendría a matarlo delante de su familia, según un documento judicial.
"La esposa del acusado declaró que Alazo creía que el gobierno cubano contrataría a un equipo organizado de asesinos para matarlo. Sentía que estaba constantemente perseguido y temía que varios hombres negros, de gran estatura y con tatuajes, vinieran a matarlo delante de su familia", indica una moción de la fiscalía federal.
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Agregó que el acusado había visitado numerosas agencias del gobierno de Estados Unidos para informarles de las presuntas fechorías en que el gobierno cubano estaba involucrado para asesinarlo.
Las confesiones de la mujer aparecen reproducidas en la moción de la fiscalía para solicitar la detención preventiva del acusado, que permanece bajo custodia tras perpetrar el ataque, la madrugada del 30 de abril. La esposa de Alazo fue entrevistada por agentes del Servicio Secreto el mismo día del incidente armado.
En una audiencia este lunes ante un tribunal federal del Distrito de Columbia, el juez Michael Harvey validó la solicitud de las fiscalía estadounidense para mantener a Alazo tras las rejas y fijó una sesión preliminar para valorar la opción de libertad bajo fianza, el próximo 14 de mayo, a las 10 a.m.
Aunque la entrevistada en el documento no se identifica por su nombre, la información de registros públicos apunta a que pudiera tratarse de Marianys Alazo Delgado, de 34 años.
La pareja contrajo matrimonio en 2011 y tiene dos hijos pequeños. La familia aparece con dirección actual en Middletown, Pennsylvania, donde viven con la madre de Alazo y los dos menores.
Alazo ingresó a Estados Unidos desde México por la zona de Texas, donde solicitó refugio político en 2007. Regresó a Cuba en 2014 y comenzó a predicar en una iglesia, pero allí dijo haber recibido las primeras amenazas de organizaciones criminales y se vio obligado a retornar a Estados Unidos.
El matrimonio ha vivido en varias ciudades de Estados Unidos por los últimos 10 años, y ha estado cambiando de vivienda y pernoctando en vehículos, debido a los trastornos mentales del esposo, que se siente perseguido por las autoridades cubanas.
Ella es enfermera itinerante y trabaja en una unidad psiquiátrica en un hospital.
La mujer dijo que el pasado marzo su esposo fue admitido en un hospital psiquiátrico , donde recibió diagnóstico de trastorno delirante y se le recetó medicación. Fue dado de alta seis días después.
"La esposa del acusado Alazo declaró que el acusado Alazo creía que el gobierno cubano contrataría a un equipo organizado de asesinos para matarlo. Sentía que estaba constantemente perseguido y temía que varios hombres negros, de gran estatura y con tatuajes, vinieran a matarlo delante de su familia", indica el documento.
Agregó que el acusado había visitado numerosas agencias del gobierno de Estados Unidos para informarles de las presuntas fechorías en que el gobierno cubano estaba involucrado para asesinarlo.
Alazo viajó a Alemania en 2018 y permaneció allí por aproximadamente un mes antes de continuar un recorrido por otros países para evitar ser atrapado por quienes creía estaban tras él.
La familia solía vivir cambiando de hoteles, pues el acusado estaba demasiado paranoico para permanecer por mucho tiempo en un hogar.
"En varias ocasiones ellos pagaban el hotel y lo abandonaban sin siquiera dormir una sola noche", señala la declaración.
Para hacer frente a las crisis de paranoia y las voces que escuchaba en su cabeza, el acusado Alazo conducía de noche y a veces dormía un par de horas durante el día. En algún momento le dijo que "se sentía como un prisionero en [su] propia casa".
La mujer confesó a los agentes investigadores que comenzó a darle la medicina a su esposo aplastando las pastillas y mezclándolas con una bebida o comida que ella le preparaba, incluso la noche antes del incidente.
Después de adquirir el rifle AK-47 hace alrededor de un mes, Alazo se mantuvo siempre con el arma como protección.
La esposa agregó que desconocía que Alazo viajó hacia Washington DC para visitar la embajada cubana dos días antes del incidente.
El gobierno cubano ha calificado el hecho de "atentado terrorista" y ha exigido una rápida y exhaustiva investigación a las autoridades estadounidenses.
Durante el interrogatorio conducido por agentes del Servicio Secreto, Alazo afirmó que si el embajador cubano José Ramón Cabañas u otro funcionario hubiera salido del edificio le habría disparado porque los consideraba su "enemigo".
Alazo también fue entrevistado por un agente del Grupo Especial Conjunto contra el Terrorismo del Departamento de Estado en la estación del Tercer Distrito de la MPD de Washington DC.
La denuncia penal implica a Alazo por atacar con violencia a funcionarios e instalaciones extranjeras, dañar intencionalmente la propiedad de un gobierno extranjero y usar indebidamente un arma no registrada.
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