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El régimen cubano rechazó este viernes la excarcelación del exiliado Alexander Alazo –quien en 2020 disparó contra la embajada de La Habana en Washington– y acusó a Estados Unidos de respaldar actos de terrorismo contra la isla.
Una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) criticó que "en EE.UU han decidido poner en libertad a Alexander Alazo, el individuo que el 30 de abril de 2020, en plena calle, disparó 32 cartuchos con ametralladora contra la embajada de Cuba en ese país, en cuyo recinto se encontraban 7 personas".
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La nota señala que el suceso se hizo "con el objetivo declarado de causar daño", y que "calificaría en cualquier país como un acto terrorista".
Consideró que, sin embargo, "no sucede así en Estados Unidos (...) cuando se trata de una acción violenta contra Cuba".
Según el MINREX, el gobierno de ese país ha rehusado en todo momento calificar ese acto como lo que terrorista ni tuvo intención de procesar al perpetrador como tal.
Esta semana Alazo fue hallado no culpable de las acusaciones en su contra luego de que un experto en psiquiatría dictaminara que no era “criminalmente responsable” al momento de llevar a cabo la agresión contra la sede diplomática. El hombre salió bajo libertad condicional.
La jueza federal Amy Berman Jackson resolvió, no obstante, que el exiliado cubano debe permanecer bajo seguimiento médico. Además, le prohibió salir en las noches y abandonar el centro de Pensilvania, donde vive, así como acercarse a instituciones del régimen cubano y a sus empleados.
Tras esta decisión, el régimen de La Habana señaló que "las autoridades del sistema de justicia de ese país prefirieron ignorar las evidencias sobre los vínculos y contactos de Alazo con grupos e individuos radicados en el sur del estado de Florida con trayectoria y antecedentes agresivos contra Cuba, incluyendo la promoción de la violencia y el terrorismo".
El régimen cubano, haciendo uso de una de sus tácticas de desinformación, había relacionado a Alazo con la escritora y pastora Yoaxis Marcheco Suárez y su esposo, el pastor bautista Mario Félix Lleonart Barroso, ambos exiliados cubanos en EEUU.
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