Gobierno cubano vincula el embargo con atentado a su embajada en Washington

Cuba acusa a Estados Unidos de mantener un silencio cómplice que alienta la ejecución de acciones similares por parte de individuos y grupos violentos.

Embajada cubana en Washington D.C. el día del ataque © Captura de video de YouTube
Embajada cubana en Washington D.C. el día del ataque Foto © Captura de video de YouTube

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Este artículo es de hace 4 años

El gobierno de Cuba declaró este viernes que el reciente atentado contra su embajada en Washington es el “resultado directo” de la política hostil del gobierno de Estados Unidos contra la isla.

En una carta publicada en la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores y dirigida a Tijjani Muhammad-Bande, presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, la embajadora cubana, Ana Silvia Rodríguez Abascal, acusó a la administración estadounidense de no condenar el ataque, perpetrado por un hombre armado el pasado 30 de abril.


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“Su silencio cómplice [del gobierno de EE.UU.] alienta la ejecución de acciones similares por parte de individuos y grupos violentos que existen en los propios Estados Unidos”, expresó.

Según Rodríguez Abascal, la agresión constituye un “acto terrorista”, el cual describió como el “resultado directo de la política y del discurso agresivo y de odio del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, y de la permanente instigación a la violencia de políticos estadounidenses, incluidos altos funcionarios del Departamento de Estado y la embajada estadounidense en La Habana; así como de grupos extremistas anticubanos que han hecho de este tipo de ataques su medio de vida”.

“Es imposible separar un hecho como este del recrudecimiento del ilegal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América, que incluye medidas no convencionales, incluso durante la pandemia de la COVID-19, que afecta a todo el planeta”, añadió.

La funcionaria del MINREX se refirió también a la supuesta “campaña estadounidense contra la cooperación médica internacional”, y acusó a la administración norteamericana de emitir “calumnias contra el personal médico cubano que labora en terceros países”.

Por último, pidió al presidente de la Asamblea General de la ONU una declaración del organismo condenando el ataque contra la embajada cubana.

El pasado 30 abril, horas después del incidente, el gobierno de Estados Unidos condenó el ataque contra la embajada cubana y ratificó su responsabilidad en garantizar la seguridad de las oficinas diplomáticas extranjeras situadas en su territorio.

“Cumpliendo con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas [de 1961], nos tomamos en serio nuestra responsabilidad de proteger las instalaciones de la misión contra intrusos, daños y amenazas”, dijo a CiberCuba un alto funcionario del Departamento de Estado.

De acuerdo a su declaración, el Servicio de Seguridad Diplomática del citado organismo trabaja estrechamente con las agencias del orden para proteger las misiones extranjeras en el país, incluida la sede cubana.

El pasado 3 de mayo, el gobierno estadounidense presentó una acusación formal contra el ciudadano cubano identificado como Alexander Alazo Baró, de 42 años, y presunto responsable por la agresión armada contra la misión diplomática de Cuba en Washington.

La denuncia penal fue presentada ante el tribunal federal del Distrito de Columbia e involucró a Alazo por atacar con violencia a funcionarios e instalaciones extranjeras, dañar intencionalmente la propiedad de un gobierno extranjero y usar indebidamente un arma no registrada.

Posteriormente, un tribunal federal de Estados Unidos dio luz verde a un procesamiento penal contra Alexander Alazo Baró, tras considerar que existen suficientes pruebas para inculparlo procesar como autor de la agresión perpetrada con un fusil de asalto contra la embajada cubana.

El 30 de abril, alrededor de las 2:10 am, Alazo fue arrestado tras efectuar varios disparos con un rifle de asalto al edificio de la sede diplomático, situado en el 2600 y la 16th Street NW, en el noroeste de la ciudad.

El hombre, residente en Aubrey, Texas, ametralló las paredes y columnas de la entrada del inmueble con un fusil AK-47 y provocó daños también en la puerta de acceso, las luces y una estatua del prócer independentista José Martí.

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