Durante más de un año, Trinidad y Tobago, Cancún, Canadá y Cuba formaron parte del itinerario seguido por el ex asesor de Barack Obama, Ben Rhodes, en el período de negociaciones con Alejandro Castro, previo al “deshielo” entre Cuba y EE.UU.
En una entrevista exclusiva concedida al periodista Mario Vallejo (Univision), Rhodes ha aportado nuevos elementos que dan a conocer interioridades de lo sucedido en esos meses, todo ello publicado recientemente en su libro El mundo tal como es (The world at it is), en el que revela detalles de su trabajo en la Casa Blanca.
El ex asesor ha explicado que mantuvo con Alejandro Castro alrededor de 20 reuniones y que el último de esos encuentros duró varias horas. Advierte que fue crucial porque sirvió de guión para la llamada telefónica posterior entre Raúl Castro y Obama, que selló el acuerdo del “deshielo” poco antes de su difusión mundial, ocurrida el 17 de diciembre de 2014.
Entre las curiosidades, Rhodes ha revelado que se sintió sorprendido cuando en su primera visita a Cuba, previa al deshielo, le prepararon una fiesta con comida cubana, lo que le pareció una postura que implicaba más cercanía de la que era posible imaginar, dadas las circunstancias.
En respuesta a quienes consideran que la apertura de relaciones significó que Estados Unidos dio “todo a cambio de nada", Rhodes explica que la administración Obama consideró que ante un aumento del comercio, de los viajes de norteamericanos a Cuba y de otras facilidades económicas que promovió el deshielo, el pueblo cubano sería beneficiado de cualquier manera.
También argumenta que la política de aislamiento sostenida a lo largo de varias décadas desde Estados Unidos, no acabó teniendo efectos significativos sobre el Gobierno cubano, a lo que se suma que la política de enfrentamiento y embargo era muy criticada desde América Latina.
A la pregunta de si conocía la administración Obama la existencia de los llamados “ataques sónicos”, y si Barack Obama los dejó pasar simplemente para no afectar las relaciones diplomáticas entre ambos países, Rhodes responde rotundamente que no.
Ha explicado que en lo personal se enteró de los ataques en julio de 2017, durante una visita que realizó a La Habana, y señala que se sorprendió. En ese sentido, destaca que no cree que Cuba sea responsable porque el Gobierno de la Isla estaba muy interesado en que se mantuviera el buen curso de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Cree que, posiblemente, detrás de los "ataques" estén Rusia u otro país en desacuerdo con el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
El ex asesor de la Casa Blanca ha subrayado que si la Administración Obama hubiera entendido que había un patrón que unía a personas enfermas, lo primero que hubiera hecho es proteger a sus diplomáticos en La Habana. Como ejemplo, además, al propio Gobierno de Donald Trump que se demoró varios meses antes de atar cabos y tomar una decisión al respecto.
Ben Rhodes ha explicado que Cuba dio algunas señales de seriedad durante las negociaciones, entre ellas la prohibición del ingreso en Cuba de Edward Snowden, de quien destaca que ya tenía las maletas listas para irse a La Habana y ante el pedido del Gobierno de Estados Unidos de no aceptarlo, el Gobierno de la Isla no se opuso.
A la pregunta de si considera que pudiera haber pronto un cambio en la Isla, responde que vendrá primero un incremento de los cambios económicos que traerán consigo cambios políticos, y opina que “los cubanos acabarán siendo dueños de sus vidas a largo plazo”.
Destaca, además, que en su encuentro con Raúl Castro comprobó que es bastante más pragmático que Fidel, aunque en esencia comparten la misma filosofía.
Rhodes enfatiza, por último, que Donald Trump no ha podido revertir la política de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos y que solo ha conseguido pulsar la tecla de “pausa”.
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