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El gobierno de Estados Unidos ha puesto el foco de su política exterior en la creciente presencia de China en América Latina y el Caribe, especialmente en Cuba, donde se han reportado actividades de inteligencia y posibles acuerdos de cooperación militar entre ambos países.
La administración del presidente Donald Trump, con el secretario de Estado Marco Rubio al frente de la diplomacia estadounidense, ha dejado claro que no permitirá una mayor injerencia del ejército chino en la región.
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Uno de los puntos más preocupantes para Washington es la supuesta presencia de instalaciones de espionaje chinas en territorio cubano, señaló el analista Gordon Guthrie Chang, conocido por su retórica dura sobre China, en una publicación del think tank Gatestone Institute.
Un informe del Wall Street Journal señaló que, desde 2019, China ha estado operando estaciones de escucha de señales en la isla, lo que podría representar una amenaza a la seguridad nacional de EE.UU., dada la proximidad de Cuba a la costa de Florida y la concentración de bases militares en el sureste del país.
China y Cuba han negado estas afirmaciones, calificándolas de "infundadas", aunque informes de inteligencia indican que la cooperación en materia de seguridad entre ambos países se ha fortalecido en los últimos años.
El régimen de La Habana, sumido en una grave crisis económica y con Rusia distraída por la guerra en Ucrania, ha encontrado en Pekín un aliado clave para sostenerse a nivel financiero y estratégico.
Además, se ha informado que ambas naciones han discutido la posibilidad de establecer una instalación de entrenamiento militar conjunta, lo que podría implicar la presencia de tropas chinas a solo 160 kilómetros de EE.UU.
En respuesta a estas preocupaciones en su agenda, el secretario de Estado inició su primera gira por América Central y el Caribe, reflejando un claro cambio de prioridades en la política exterior estadounidense.
Durante su visita a Panamá, Rubio expresó su preocupación por la creciente influencia china en la región, instando al gobierno panameño a reconsiderar su relación con Pekín. Como resultado, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció que su país no renovará el memorando de la Franja y la Ruta con China y que podría poner fin al acuerdo antes de su vencimiento.
El gobierno de EE.UU. ha dejado claro que utilizará todas las herramientas diplomáticas y económicas para contener la expansión de China en el hemisferio occidental.
Aunque es poco probable una intervención militar directa en Cuba, se espera que la presión sobre el régimen de La Habana aumente en los próximos meses, señaló Chang en su análisis.
La relación entre China y Cuba, calificada el año pasado como una "amistad inquebrantable", podría verse afectada si la administración Trump 47 intensifica sus esfuerzos por contrarrestar la influencia de Pekín en la región.
La creciente cooperación militar y de inteligencia entre Cuba y China
La relación entre Cuba y China ha sido objeto de atención internacional debido a informes sobre la presencia de bases de espionaje chinas en la isla y una creciente cooperación militar entre ambos países.
En diciembre de 2024, un informe de Estados Unidos detalló la existencia de instalaciones de inteligencia chinas en Cuba, ubicadas en Bejucal, Wajay, Calabazar y El Salao. Estas instalaciones estarían equipadas con avanzados equipos de inteligencia de señales (SIGINT), lo que plantea preocupaciones sobre la seguridad regional.
El gobierno cubano ha negado repetidamente estas acusaciones. En julio de 2024, el régimen desmintió la presencia de bases de espionaje chinas en su territorio, calificando los informes como infundados.
A pesar de estas negaciones, imágenes satelitales publicadas en julio de 2024 mostraron una expansión de las instalaciones vinculadas a China en Cuba, incluyendo una nueva construcción a unas 70 millas de la base naval estadounidense en Guantánamo.
La cooperación militar entre Cuba y China también ha sido evidente. En diciembre de 2024, Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel recibieron a una delegación militar china encabezada por el general He Weidong, vicepresidente de la Comisión Militar Central de China. Durante el encuentro, ambas partes expresaron su deseo de fortalecer las relaciones militares bilaterales.
Estos desarrollos han generado preocupación en Washington. El gobierno de Estados Unidos ha expresado su inquietud por la expansión de la presencia militar china en Cuba y ha advertido que monitorea de cerca estas actividades.
A pesar de las negativas oficiales, la evidencia sugiere una creciente colaboración entre Cuba y China en áreas de inteligencia y defensa, lo que podría tener implicaciones significativas para la seguridad en el hemisferio occidental.
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