Ben Rhodes revela que Cuba no cumplió algunas promesas que hizo a propósito del "deshielo"

Asegura que el Gobierno cubano hizo varias promesas durante las conversaciones, y algunas iban bien encaminadas: emprender reformas políticas y económicas (no demasido especificadas), así como abrir las puertas a los negocios estadounidenses.

Barack Obama (i) y Ben Rhodes (d) © Flickr/Obama White House
Barack Obama (i) y Ben Rhodes (d) Foto © Flickr/Obama White House

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Este artículo es de hace 6 años

Las memorias de Ben Rhodes, quien fuera consejero de Seguridad Nacional para Comunicaciones Estratégicas y Redacción de Discursos de Obama, y enviado a las conversaciones secretas que condujeron al deshielo con Cuba, siguen dando que hablar. Entre los detalles que revela el libro, reseñados recientemente por el economista Richard Feinberg en America’s Quarterly, se encuentra la alusión a promesas de reformas económicas y políticas que no se cumplieron, así como la falta de negocios posteriores con EE.UU.

Frente a quienes creen que Obama entregó mucho a Raúl Castro a cambio de nada, Rhodes asegura que el gobierno cubano hizo varias promesas durante las conversaciones, y que algunas iban bien encaminadas: entre ellas, emprender reformas políticas y económicas (aunque nunca fueron demasido especificadas); así como abrir las puertas a los negocios estadounidenses, liberar a medio centenar de presos políticos y ampliar el acceso a Internet en la Isla.


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Sin embargo, Rhodes destaca que, pese a las promesas, en la práctica cuando el gobierno de Obama colocó sobre la mesa una serie de iniciativas, las autoridades de la Isla respondieron con cautela: fueron muy lentos para emitir licencias a firmas norteamericanas interesadas en hacer negocios en Cuba; no abrieron vías fluidas para el comercio con el sector privado de la Isla, y no resolvieron los reclamos pendientes de propiedades confiscadas de ciudadanos norteamericanos.

En The World as it is (“El mundo tal como es”), que salió a la venta hace unos días y que será presentado en Miami el próximo 20 de junio, Rhodes narra que estaban conscientes de que si se cumplía una de las promesas recibidas del Gobierno de Raúl Castro, que era presentar por televisión -en vivo y sin censura- el discurso de Obama a los cubanos, algunos deseos posiblemente no serían cumplidos.

Otros detalles jugosos apuntan a que, por temor a filtraciones, Obama dejó al margen de las conversaciones a su Departamento de Estado y a la comunidad de inteligencia estadounidense, y Rhodes recuerda que Alejandro Castro Espín, el mismo que propuso la devolución de la Base Navel con los presos dentro, aceptó ampliar el foco de las conversaciones de un posible canje de espías a un mejoramiento de las relaciones.

Obama, por su parte, creyó que eso reforzaría la posición de Estados Unidos en Latinoamérica, y aceleraría reformas en la Isla que potenciaran el incipiente sector privado.

En cuanto al discurso de Obama en La Habana, dice Rhodes: “Estábamos presionando -y lo sabíamos- demasiado, y demasiado rápido. Pero estábamos diciendo lo que creíamos, y a veces eso es todo lo que puedes hacer".

Sobre el protagonismo real que la Iglesia Católica tuvo en el deshielo, el ex consejero de la Casa Blanca afirma que “Roma llegó tarde a la mesa. El Papa Francisco simplemente bendijo acuerdos ya cocinados, proporcionando una cobertura política útil para Obama entre los cubanoamericanos católicos”.

A pesar de las promesas fallidas, Ben Rhodes ve el proceso iniciado por Obama como positivo: "Hicimos algo grande y correcto”. Y añade: “Y salió lo mejor que podía salir".

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