El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, informó a los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) que el régimen cubano cuenta con un único sistema empresarial y definió su entramado como “socialista”.
“Siempre ratificamos que en el país hay un único sistema empresarial, que tiene el objetivo de producir bienes y servicios para satisfacer las demandas de la población y respaldar el crecimiento económico y social”, dijo Gil Fernández en su presentación de la “Situación de la Economía Cubana” durante las sesiones de la X Legislatura de la ANPP.
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Conformado por 16,253 entidades, el sistema empresarial socialista cubano cuenta con 2,422 entidades estatales y más de 5,000 cooperativas. Además, se incluyen en este modelo las 103 empresas mixtas que hay en Cuba (con participación del Estado), los casi 600 mil trabajadores por cuenta propia y las más de 8,500 Mipymes de reciente creación.
Según el ministro -quien cumplió cinco años en el cargo el pasado 21 de julio-, es en la empresa estatal donde se debe “generar la mayor dinámica de crecimiento de la economía”. Contrario a la evidencia empírica de la economía mundial, Gil Fernández insiste en que estas “formas de propiedad” estatales y socialistas deben ser el motor de la economía cubana.
“Es un único sistema empresarial con diversas formas de gestión y diversas formas de propiedad, pero con un mismo objetivo: es un solo sistema socialista”, sostuvo el titular de economía, dejando para los analistas la llamativa idea de que el “objetivo” del sistema estatal de empresas es seguir siendo “único” y “socialista”, antes que producir bienes y servicios de manera rentable.
Según el sitio noverbal.es, expertos en comunicación no verbal científica consideran que tocarse la nariz puede indicar que alguien no está diciendo la verdad, ya que cuando mentimos liberamos una serie de sustancias de forma involuntaria que pueden causar picores en la nariz.
Gil Fernández se tocó la nariz en varias ocasiones mientras explicó a los más de 500 diputados de la ANPP que el sistema empresarial socialista es el responsable del 87 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), del 75% de las exportaciones y del 92% de las ventas netas.
También se la tocó mientras explicaba que la trasformación de 159 Unidades Empresariales de Base (UEB) en “empresas filiales” las dota de mayor autonomía en su gestión, o cuando se refirió a las 270 sociedades mercantiles (las conocidas como S.A) de capital 100% cubano, o las más de 100 Mipymes del Estado.
“Todas son empresas estatales socialistas”, aseguró el ministro del gobernante Miguel Díaz-Canel. “Este es el actor económico principal. Aquí es donde tenemos que incorporar las transformaciones y buscar las maneras de fomento productivo”.
Con un millón 431 mil trabajadores empleados en el sistema empresarial socialista, el ministro de economía del régimen cubano avisó que las políticas de su ministerio darán prioridad al sector estatal, introduciendo en sus empresas medidas de “fomento productivo” como “inversiones”, “incentivos” y otras formas de impulsar su actividad.
“Tenemos bajo control… o propiedad estatal los principales medios de producción del país: la generación de energía, las telecomunicaciones, una parte importante del transporte, ferrocarril, las fábricas de cemento, las fábricas de acero… el turismo en sentido general, la industria en sentido general”, explicó.
Ahí es donde se debe generar la mayor dinámica de recuperación de la economía y de crecimiento económico del país, sostuvo el ministro, “porque es donde están los principales activos de nuestra economía; y así, por supuesto, es el diseño de nuestro modelo económico”
“Es el diseño que tenemos que defender”, concluyó Gil Fernández en una presentación que recibió el aplauso de los diputados al terminar diciendo que “también en la economía Cuba vencerá”.
Atribulado por una crisis sistémica cuya hemorragia no logra contener, el régimen cubano se ha lanzado a promover el naciente sector privado en la Isla, poniendo el foco en las Mipymes como nuevos actores económicos, llamados a paliar la escasez y los altos precios que golpean los bolsillos de unos ciudadanos cada vez más empobrecidos por el aumento de la inflación.
En fechas recientes, numerosos cubanos reaccionaron con indignación a un tuit de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, que celebró el "importante crecimiento del sector privado" en Cuba y la "independencia" de sus empresas, resaltando que este sector va camino a comprar más de mil millones de dólares en bienes a finales de año.
Muy movilizada en contra de esa falsa imagen de apertura económica, la sociedad civil cubana le recordó a la legación diplomática estadounidense la verdadera naturaleza de los negocios privados en el país, y su control por parte de la cúpula del régimen totalitario, a la que Gil Fernández considera constitutiva del Estado cubano.
"¿Ustedes conocen cuál es ese supuesto sector privado? Indaguen, investiguen para que vean que el supuesto sector privado es la propia dictadura tratando de mostrar cambios en la isla, todos saben que esto es una falacia", señaló una mujer a la legación diplomática estadounidense.
“Estamos a mitad de camino, pero no andamos bien; hay que cerrar filas y apurar el paso”, dijo recientemente Gil Fernández ante la plana mayor del gobierno, la mayoría de cuyos integrantes ya estaban en el ejecutivo que desarrolló y puso en marcha las conocidas como “reformas raulistas”, diseñadas entonces por el defenestrado “zar de las reformas económicas”, Marino Murillo.
Si sus palabras no fueron una metáfora, el ministro reconoció que todavía faltan 12 años más para que “los lineamientos” terminen de dar sus frutos, un plazo de tiempo que podría duplicar la destrucción causada por la errada política económica y social de la “revolución y el partido”.
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