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El crítico de arte cubano Jorge Gómez de Mello expuso la dura realidad que viven los jubilados, a los que la pensión apenas le alcanza para tomar un vaso de leche al día, teniendo en cuenta de que el paquete de un kilo de leche en polvo alcanza los 2,000 pesos en el mercado negro.
En una publicación de sus redes sociales titulada “Cuestionamientos provocados por un paquete de leche en polvo”, el especialista de la revista Artcrónica reflexionó sobre la inflación que golpea a trabajadores y pensionistas cubanos, a los que no les alcanza el dinero para cubrir sus más elementales necesidades de alimentación.
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“Soy un jubilado que próximamente cumplirá 70 años de edad, de los que he trabajado durante más de 45. Recibo una pensión de 1,986 devaluados pesos cubanos, por lo que faltarían 14 pesos para completar 2,000 cada mes”, indicó Gómez de Mello.
Partiendo de ahí, el intelectual relató sus peripecias para comprar leche en polvo, un producto que escasea en los mercados cubanos y que el Estado subvenciona solo a menores de siete años de edad.
“Después de buscarla durante varios días en los lugares más increíbles, porque aquí no se vende normalmente en tiendas y mercados como en cualquier otro país del mundo, ayer compré una bolsa de leche en polvo en 2,000 pesos”, refirió el crítico.
El paquete comprado por Gómez de Mello pesaba un kilogramo. Tomando como referencia el precio del dólar en el mercado negro cubano, un kilo de leche en polvo en Cuba cuesta casi 11 dólares, aproximadamente lo mismo que en España, donde un paquete de un kilo de leche entera en polvo de Central Lechera Asturiana cuesta 11,89 euros.
“Con 1 kg de leche en polvo se pueden preparar 10 litros de leche líquida, lo que alcanza para que mi esposa y yo tomemos media taza de leche diaria durante un mes”, calculó el pensionista cubano.
Las cifras dan la idea de la galopante inflación que azota a los cubanos y que el régimen parece incapaz de corregir.
Comparando el salario mínimo mensual de los trabajadores españoles en el año 2022 con el de los cubanos, y tomando como indicador el precio de la leche en polvo en ambos países, la crisis de Cuba adquiere unas dimensiones dantescas, con dolorosas implicaciones en la salud y nutrición de millones de personas.
Mientras en España el salario mínimo se sitúa en los 1,080 euros brutos mensuales en 14 pagas, en Cuba, desde inicios de 2021 la llamada “tarea ordenamiento” fijó el salario mínimo en 2,100 pesos cubanos (CUP).
Con estos datos en la mano y tras una aritmética sencilla se llega a la conclusión de que un trabajador cubano que cobre el salario mínimo apenas le alcanza para comprar un kilo de leche en polvo, mientras que el español en su mismo rango salarial podría comprar 10 kilos.
“¿Están entendiendo la cuenta?”, preguntó Gómez de Mello. “Después de esforzarme trabajando durante toda la vida para cubrir las necesidades de mi familia, al final estoy recibiendo una retribución que nos alcanza apenas para garantizar media taza de leche cada día”.
El historiador del arte cubano expuso el caso con el ánimo de provocar una reflexión colectiva “sobre las anormalidades de nuestra alucinante y maltrecha realidad”.
“Ni uno solo de los políticos de este país, esos que se autoproclaman revolucionarios y se han otorgado a sí mismos el derecho a decidir sobre todos los órdenes de nuestra vida, han sido capaces de presentar una propuesta de solución realista y efectiva para propiciar que los más de 2 millones de viejos que malvivimos en Cuba tomemos un poco de leche cada día, y además podamos cubrir las necesidades elementales de una existencia sencilla”, opinó.
Para Gómez de Mello se trata de “una situación bastante básica que pervive frente al rostro de toda la sociedad, pero lamentablemente parece que muchos han decidido mirar la realidad de soslayo. Tampoco la prensa ni los otros medios oficiales se atreven a decir una sola palabra al respecto”.
A mediados de marzo, Francia donó 98 toneladas de leche en polvo a las autoridades cubanas a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA), de Naciones Unidas. El donativo, valorado en unos 500 mil euros se destinaría a unos 67,500 niños cubanos menores de dos años residentes en la región oriental del país.
El régimen cubano recibe constantemente donaciones de este tipo, sin embargo el déficit de leche se agudiza cada vez más, impactando en su precio en el mercado negro, donde único pueden acudir desesperados ancianos, enfermos, madres y trabajadores para comprar leche.
Recientemente, madres cubanas expresaron preocupación por la calidad de la leche que el Estado vende en las bodegas para sus hijos menores de siete años, y se preguntaron por su composición y procedencia: “¿Es posible que no sea de vaca?”, se cuestionaron.
A comienzos de marzo mismo, el régimen cubano suspendió la entrega de leche destinada a dietas médicas en la provincia de Sancti Spíritus, "debido a los bajos niveles en el acopio del producto, como consecuencia de la sequía", según las autoridades.
La crisis con la leche no es exclusiva de Sancti Spíritus, que había sido la única provincia del país que mantenía regularmente la distribución del producto para las dietas médicas. Desde enero del pasado año, el gobierno de Cuba reconoció sus problemas para garantizar la leche de las dietas en todo el país.
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