Un incendio forestal en Las Tunas, que ya fue sofocado, destruyó unas 140 hectáreas de herbazales de ciénaga en los derramaderos del río Jobabo, zona limítrofe del área protegida Ojo de Agua-Monte Cabaniguán con Granma.
El biólogo Manuel López Salcedo explicó que a pesar de la extensión del incendio, no se evidenciaron considerables daños en la flora y la fauna, porque el fuego se extendió en una zona donde solo había herbazales y arbustos.
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Las autoridades centraron el trabajo en la construcción de trochas cortafuegos, para evitar que se extendiera el incendio y evitar otros siniestros, teniendo en cuenta la sequía que afecta a la región oriental del país.
Esta situación se pronostica hasta abril o mayo, cuando comience el período lluvioso de Cuba; aunque no deja de ser un factor de riesgo importante el descuido humano, que puede provocar incendios de manera intencionada o accidental.
Un ejemplo del descontrol que puede alcanzar un incendio forestal es que desde hace días, en la zona holguinera de Pinares de Mayarí, las autoridades cubanas intentan sofocar un fuego de grandes proporciones.
Este jueves se conoció que fue necesario el despliegue de avionetas para bombardear agua en la zona, donde se han consumido al menos unas 600 hectáreas de vegetación.
En enero de 2023, más de la mitad de los incendios forestales fueron provocados por quemas descontroladas, según datos del Ministerio del Interior.
En este contexto, el gobierno justifica que también los incendios en bosques y plantaciones son una de las causas de los apagones masivos que en la última semana han dejado a más de medio país sin electricidad.
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