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Ronaldo Veitía, artífice del judo femenino cubano, murió en la tarde noche del lunes 5 de diciembre en el hospital “Hermanos Ameijeiras” de la capital cubana.
El profesor Veitía sufrió un ataque neurológico en Alicante, España, y tras varias semanas de internamiento en esa ciudad ibérica regresó a Cuba, por petición personal.
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Aunque se preveía el final, la noticia conmueve a los millones de personas que en el planeta aman el judo y por ende, conocen, admiran, respetan al gran general de sus guerreras, quien por lustros mantuvo al judo femenino cubano en la cima.
Después de la pérdida de su señora Mercedes, Veitía no fue el mismo. Eso lo sabían sus hijos que se lo llevaron primero a Argentina y luego a España para facilitarle su vida en estos años post jubilación.
En diciembre del 2015, el profesor Ronaldo Veitía se despidió oficialmente del deporte activo como jefe de entrenadores del seleccionado femenino de judo, a pesar de lo cual, resultaba extraño vincular al Buda cubano con las palabras “jubilación, retiro, descanso”.
Todo lo contrario. Publicó dos libros en la Feria Internacional del Libro de La Habana: “Estela Rodríguez: el ébano cubano del judo (f)” y “Ronaldo Veitía Valdivié: ippon de historia”, cuyas ediciones se agotaron rápidamente.
En una de nuestras habituales conversaciones me manifestó:
"Efectivamente, tras jubilarme, he multiplicado mi actividad. ¿Sabes que estoy enfrascado en un trabajo comunitario, “el proyecto Primavera” que desarrollo junto a mi hijo René, en una comunidad de paso (albergados) que radica en Santa María del Rosario, mi cuna?
Allí tengo una matrícula de 86 alumnos, entre niños y adultos de uno y otro sexos. Estamos ampliando el área y hemos recibido el apoyo popular, del gobierno en el territorio y de la Federación Internacional de Judo. Está de más decirte lo feliz que estoy. El alto rendimiento tiene que estar sustentado en una sólida base. Éste es mi objetivo actual, al menos en mi barrio".
El profe Veitía fue volcando su sabiduría y experiencia en sus libros que ascendieron a seis. Los primeros fueron: El judo femenino cubano: mejor equipo del mundo, en 2004; Driulis González, la leyenda del judo, un año después; Resultados de las estrellas cubanas, 2010; y La Escuela Cubana de Judo, 2016.
En producción, el incansable sensei escribía otros tres La única Lupe del tatami dedicado a Yurisleydis Lupetei, titular del mundo de Münich 2001; La diosa del Olimpo sobre la vida de la estelarísima Idalys Ortiz, campeona olímpica de Londres y Reflexiones más allá del deporte.
El sensei Ronaldo Veitía recibió en su prolija vida premios y reconocimientos de toda Cuba y del mundo: Bélgica (potencia del judo universal), Francia, España, Japón. Precisamente, su retiro oficial internacionalmente fue en Tokío, Japón, la cuna de este deporte arte marcial, el judo.
"He sido el único técnico extranjero en recibir este honor. Me dieron una placa por la contribución hecha al judo mundial. Marius Vicert presidente de la FIJ (Federación Internacional de Judo) me la entregó y dijo palabras muy hermosas, que me conmovieron".
El General de sus Guerreras fue exaltado al Hall de la Fama de la FIJ en Bakú, Azerbaiyán, 2018, en su condición de entrenador de prestigio internacional tras una fructífera trayectoria que recoge 25 medallas olímpicas, 5 de ellas de oro y 10 de plata; 57 preseas en Campeonatos Mundiales: 16 doradas.
En tres ocasiones el judo (f) cubano encabezó la tabla de posiciones en estas citas: Shiba, Japón 95 y El Cairo, Egipto 2005, y el Mundial por equipos de Basilea, Suiza 2003. Además sus discípulas ganaron los Olímpicos de Sydney con dos medallas de oro, de Legna Verdecia y Sibelis Veranes y dos de plata, Driulis González y Daima Beltrán.
Con Veitía se va uno de los entrenadores historia del deporte cubano, cuyo asombroso legado jamás será olvidado.
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