Unas 26 familias damnificadas por el huracán Ian en Pinar del Río serán compensadas con viviendas construidas a partir de paneles prefabricados de madera y techos de zinc.
Las estructuras se componen de portal, sala, dos cuartos, comedor, cocina y baño; este último de bloques y cubierta de cemento, explicó Yoelvis Valdés García, ejecutor de la obra, a la Agencia Cubana de Noticias.
Cada vivienda requiere de 15 paneles de madera, que son trasladadas desde La Habana y se ensamblan en el terreno, de acuerdo con las instrucciones de un proyecto que ejecuta la Empresa de Construcción y Montaje de Pinar del Río en una comunidad ubicada a 12 kilómetros de la ciudad cabecera, en la carretera a La Coloma.
La prensa oficial cubana no mencionó el nombre de la entidad que diseñó el proyecto, tampoco el valor económico de estas casas ni el origen de los materiales utilizados para la confección de los paneles de madera.
La calidad de estas casas contrasta con la veintena de viviendas que se levantan en la comunidad José Martí, del municipio San Luis, que también son de madera y techo de zinc.
"Confortables viviendas de madera, para familias que lo perdieron todo", escribió en Twitter la Presidencia de Cuba, pero las imágenes muestran rústicas estructuras que servirán de hogar a los damnificados.
Sin embargo, ningún medio de los consultados ha referido que se trate de estructuras resistentes a los fuertes vientos de un ciclón yo que cumplan con las normas constructivas vigentes para hacer frente a condiciones meteorológicas extremas, muy frecuentes en el occidente de del país.
En Cuba existe la Norma de Carga de Vientos NC-285-2003, un documento que fija los requisitos para levantar todo tipo de edificaciones, teniendo en cuenta los lugares, las características del terreno, su geografía, los materiales que se utilizarán y otros muchos elementos.
"A veces por desconocimiento, otras por la real falta de recursos y otras por la premura, se violan normas técnicas en las construcciones", lamentó en 2008 el Doctor en Ciencias Carlos Llanes Burón, entonces director del Centro de Estudios de Construcción y Arquitectura Tropical (CECAT), autor de la norma.
La crisis de la vivienda se agudiza en Cuba cada vez que pasa un huracán, porque se destruyen más casas del fondo habitacional y el gobierno debe destinar recursos a la construcción de domicilios en cortos períodos de tiempo.
A lo largo de los años los proyectos han intentado masificar las "petrocasas", las viviendas prefabricadas, así como casas construidas con materiales más rústicos pero que sean efectivos al paso de los huracanes.
Expertos cubanos aseguraron en 2018 que los techos de zinc o fibrocemento pueden ser resistentes a los fuertes vientos, si estos se colocan debidamente.
"Con los elementos de agarre y sujeción correctos y bien colocados, es viable y resistente", declaró el ingeniero Darío Candebat Sánchez, del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas de Cuba, al periódico Granma.
En Pinar del Río el huracán Ian dejó un saldo de 108,723 viviendas dañadas, de manera total o parcial, de las cuales solo habían sido arregladas unas dos mil hasta finales de octubre, según datos oficiales.
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