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La Iglesia Católica de Cuba se quedó sin hostias por falta de harina y no podrá suministrar a las diócesis del país, quedando los fieles sin la posibilidad de celebrar el ritual de la eucaristía.
“A todas las diócesis les comunicamos que ya NO hay HOSTIAS a la venta. Hemos estado trabajando con la poquita harina que quedaba y ya lo que había de reserva ha llegado a su fin”, avisó la orden de las hermanas Carmelitas Descalzas de La Habana a las comunidades parroquiales cubanas.
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La crisis generalizada en Cuba ha provocado escasez de alimentos esenciales como leche, carne y harina de trigo, entre otros. En el caso de este último producto, su falta ha causado desabastecimiento crónico de pan entre la población.
Según el documental Un millón de hostias, de 2016, son 15 monjas de clausura del convento de las Carmelitas Descalzas de La Habana las que hacen las hostias para todas las diócesis de Cuba desde la década de los 60.
La Orden de las Carmelitas Descalzas conserva su monasterio en el Vedado. Son monjas de clausura, viven en silencio, soledad y austeridad. Ellas elaboran las hostias que se consagran en la eucaristía en toda Cuba.
“Esperamos y confiamos en el Señor que pronto podamos retomar el trabajo y una vez que tengamos suficiente para distribuir a todas las diócesis les estaremos avisando”, indicaron las monjas en un comunicado difundido por las redes sociales del sitio Vida Crisitiana.
A finales de octubre, directivos cubanos calificaron de crítica la situación del abastecimiento de harina en el mercado nacional por falta de financiamiento para la compra de trigo.
"La situación de abastecimiento de harina en el mercado es crítica. ¿Por qué? Porque no existe en estos momentos un financiamiento estable a nivel de país en la compra del trigo", dijo al portal oficialista Cubadebate la directora técnica de la Empresa Cubana de Molinería, Yanet Lomba Estupiñán.
Con la pandemia de COVID-19 y la guerra de Rusia en Ucrania, el precio de la tonelada de ese cereal se elevó a más de 650 dólares en el mercado internacional, por lo que ahora un buque de trigo cuesta entre $14 y $16 millones de dólares, y Cuba necesita tres o cuatro cargamentos de trigo cada mes para garantizar la demanda de harina nacional.
Esta situación ha llevado a las autoridades a buscar soluciones para sustituir el producto deficitario, como las emprendidas por el Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT) de Villa Clara, que promovió el uso de la harina de yuca para producir pan y pizza.
“Usted puede sustituir un cien por ciento de la harina de trigo por la de yuca para hacer el panqué, usted lo ha visto aquí”, dijo al telecentro Telecubanacán un funcionario cuyo nombre no fue precisado en el reportaje.
Ante la escasez de harina, la Empresa Cubana del Pan tuvo que recurrir a la prestación de servicios gastronómicos diferentes. Las empresas panaderas ahora producen y comercializan jugos de frutas, puré de tomate, condimentos, frutas y vegetales “beneficiados”, croquetas y “una gama de productos alimenticios”, según dijo a Granma Maidel Linares Ramos, vicepresidenta primera del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria.
La Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, conocida como Orden de los Carmelitas, fue creada en el siglo XII, compuesta por religiosos católicos ermitaños, que evolucionó con el tiempo y se extendió por el mundo.
Poco a poco se incorporaron a la orden algunas mujeres. En el siglo XVI Santa Teresa de Jesús, en España, impulsó una importante reforma de la que provienen las "Carmelitas Descalzas" que se extendieron por Latinoamérica.
Los Carmelitas llegaron a Cuba en el siglo XVIII. La primera orden fue fundada en 1702 y continúan presentes en la Isla, aunque con una comunidad religiosa mucho más pequeña que otrora. Eran reconocidos entre la población por su austeridad, por su labor social y por su vestimenta.
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