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Una teatrista cubana denunció el deterioro constructivo que presenta la Casona de Línea, una importante institución cultural que toma su nombre de la calle donde se encuentra, la céntrica Línea, en el Vedado capitalino.
Esther Suárez Durán, dramaturga, crítica teatral y guionista de radio y televisión, compartió en su muro de Facebook un texto en el que muestra su preocupación por el inmueble tras las recientes lluvias caídas en la ciudad en los últimos días.
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La casa de dos plantas, dedicada a las artes escénicas, está situada en la Calle 11 (Línea), entre D y E, una zona que suele sufrir inundaciones.
Esther teme que la edificación haya sufrido aún más con las lluvias, y que la "humildísima oficina improvisada" que comparte con otros investigadores "esté llena de agua por filtraciones, y con el techo de madera con comején a punto de caer".
Seguidamente, la también profesora e investigadora denunció que la sala teatral, que aún espera por una reconstrucción, sufrió años atrás el saqueo por parte de quienes debían resguardarla.
"Fue vandalizada, saqueada y ultrajada como patrimonio sobre 2014. Los directivos de entonces siguen libres, algunos siguen al mando, aunque la Oficina de Raquel Revuelta, conservada por los investigadores con respeto, haya sido convertida en un pantry...", dijo.
Según la ensayista, ninguno de los ladrones ha pagado por esos robos.
"Solo parece dolernos, mucho, a los teatristas. Todas las autoridades pertinentes conocieron en su momento lo que estaba ocurriendo. La documentación patrimonial de más de 2,000 documentos donados por teatristas y conservada por los investigadores, se nos está pudriendo y es pasto de los microorganismos. Ya hemos perdido bastante, entre ello la información guardada en dos computadoras. No podemos perder más", concluyó.
Cada vez más surgen denuncias en las redes sociales sobre el abandono de las autoridades de la cultura hacia importantes instituciones del sector y hacia personas que han dedicado su vida al arte.
La semana pasada el reconocido director de arte Luis Lacosta, escenógrafo de más de 80 películas y más de 100 documentales y cortos, hizo un llamado de auxilio ante el desamparo en que se encuentra "después de haber trabajado más de 62 años en el sector de la cultura".
"Llevo más de dos años tratando de arreglar la cubierta de mi casa, la cual se encuentra en mal estado sin lograrlo con mis pocos ahorros. La situación es que las filtraciones inciden sobre las camas, la mesa de la computadora… los libros y todos los archivos que considero de gran valor patrimonial, y que ahora me encuentro trasladándolos a buen recaudo", describió.
En abril, la cineasta Marina Ochoa denunció que las autoridades culturales del país no fueron capaces de recogerla en su casa y llevarla a recibir un premio que el propio Ministerio de Cultura le otorgó.
Marina, anciana con dificultades para caminar, debía recibir la medalla Raúl Gómez García, máxima condecoración que otorga el sindicato de la Cultura como reconocimiento a la obra de la vida, pero no pudo asistir a la ceremonia por problemas con el transporte público.
"Ni el ICAIC ni la UNEAC tuvieron la gentileza de proporcionarme el traslado hacia el lugar de la ceremonia, teniendo en cuenta mi edad y el uso de un bastón porque me falla una rodilla", dijo.
También en Camagüey, el grupo Teatro del Viento se despidió de su público indefinidamente, debido a que su local de presentaciones está en reparación y no se sabe cuándo volverá a estar listo.
Su director, Freddys Núñez Estenoz, compartió un mensaje en el que explica que el proceso constructivo podría prolongarse en el tiempo, y que él y los artistas ya no tienen fuerza para luchar contra la burocracia en Cuba.
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