Ciudadanos cubanos hartos de la escasez de alimentos y la crisis generalizada en Cuba, salieron a plena luz del día a las calles de Cienfuegos a protestar contra "el hambre y la miseria" que sufre el pueblo, haciendo sonar calderos y gritando en la vía pública.
“Que venga el tercio táctico completo de la Seguridad del Estado. Esto es para Michele Bachelet... Estamos protestando directamente desde Cienfuegos, desde Cuba, por el hambre y la miseria que estamos viviendo”, dijo un indignado ciudadano en un video compartido a través de redes sociales.
Lo más leído hoy:
Golpeando una plancha metálica y acompañado de una joven, el ciudadano salió de una vivienda hasta el medio de la calle a manifestar su malestar con la crítica situación que están viviendo muchos cubanos, con escasez de comida y medicamentos, inflación y represión, además de otra serie de calamidades que están llevando al límite la paciencia de amplias capas de la población.
Con los trabajadores cobrando su salario en una moneda con la que luego no pueden comprar en las tiendas MLC, donde el régimen cubano vende productos de primera necesidad para captar divisas, son muchos los que consideran dichos establecimientos como un insulto de los gobernantes a los cubanos y una política que promueve claramente la desigualdad entre ellos.
La protesta de quienes parecen miembros de una familia camagüeyana envía un mensaje de desafío a los represores de la Seguridad del Estado y una alerta a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michele Bachelet, poniendo el acento en el hartazgo de una situación que ya estuvo entre los componentes de las espontáneas manifestaciones del pasado 11 de julio en Cuba.
“Era tanta el hambre que nos comimos el miedo”, decía el cartel que portaba Juan Enrique Pérez Sánchez, uno de los miles de cubanos detenidos tras las históricas y masivas protestas del 11. El hombre, de 41 años y vecino de Vegas, municipio Nueva Paz, en la provincia de Mayabeque enfrenta una petición fiscal de 12 años de prisión, por salir a pedir libertad de forma pacífica.
Golpeado en la prisión, Pérez Sánchez sufrió fractura en una costilla, según denunció en octubre en redes sociales su esposa, Dayajuan Pérez, quien aseguró haber perdido el temor que la paralizaba y estar decidida a alzar la voz para reclamar justicia y la liberación de su esposo.
A finales de marzo, decenas de cubanos se enfrentaron a agentes de la policía al grito de "¡abusadores!", tras presenciar la violenta detención de un hombre en una cola para comprar pañales en La Habana.
El hecho ocurrió en una tienda ubicada frente al malecón de la capital, donde un hombre que había venido desde Mayabeque a comprar culeros fue detenido y golpeado por los agentes de la policía, en lo que los presentes consideraron "un abuso".
Horas antes cientos de cubanos hacían una enorme cola frente a la tienda Flores, en el habanero municipio de Playa, para comprar alimentos y artículos de higiene.
"Creo que hay pollo, picadillo y aseo, pero solo lo sabes cuando llegas al mostrador", dijo un cubano a CiberCuba en su segundo día de cola para comprar los productos que venden en moneda nacional y normados por la libreta de abastecimiento.
La fuente relató que para poder comprar no es suficiente con madrugar, en su caso tuvo que pagarle a un colero para que le reservara un turno entre los primeros.
Parecidas imágenes se vieron también recientemente en los alrededores del mercado Cuatro Caminos en La Habana, con cientos de cubanos desesperando para tratar de adquirir algún alimento o producto de primera necesidad.
En medio de la aguda escasez que afecta al país, son multitudes de cubanos los que después de apagones, horas de espera para desplazarse en transporte público, desabastecimiento farmacéutico e infinitas colas para adquirir cualquier cosa que llevar a la boca a elevados precios, comienzan a perder el miedo y la paciencia a pesar de la feroz represión desatada por el régimen tras las protestas del 11J, que han dejado más de mil presos políticos y familias destrozadas.
Archivado en: