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Un país que demanda unos 3,000 megavatios / hora y que solo es capaz de producir 1,700 MW, es un país que solo puede garantizar a medias este bien básico para sus habitantes.
Ese país es Cuba, donde la crisis energética que perdura desde hace años, sigue golpeando a su población bajo el gobierno del líder de la “continuidad”, Miguel Díaz-Canel, responsable de los prolongados y masivos apagones que sufren los cubanos a diario.
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Una crisis de tal magnitud habría pasado factura al gobierno de cualquier país democrático, pero el régimen comunista y totalitario cubano mantiene una política de inseguridad energética sin consecuencias y con total impunidad, apelando al “heroísmo” del pueblo.
Este domingo, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) estimó “para la hora pico una disponibilidad de 1,740 MW y una demanda máxima de 3,000 MW, para un déficit de 1,260 MW, por lo que de mantenerse las condiciones previstas se pronostica una afectación de 1,330 MW en este horario”.
A pesar del clamor popular que exige una solución a años de agonía, ni Díaz-Canel, ni el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, o el director de la UNE, Alfredo López Valdés, han sido removidos de sus puestos por su pésima gestión de la crisis.
Años de promesas incumplidas, de mentiras y ocultaciones de la crisis, y de rancia propaganda no han costado el cargo a ningún dirigente, mientras la vida de los cubanos de a pie se va consumiendo atados de pies y manos, sin que puedan hacer nada, y sin esperanzas de cambio.
Dijo Díaz-Canel que la “resistencia creativa no puede ser una consigna”, rubricando con su frase una nueva consigna, lanzada en el IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Ni la “resistencia creativa”, ni la “corrección de distorsiones”, ni las “proyecciones”: nada consigue detener la hemorragia de ineptitud que exhibe el gobierno de la “continuidad”, incapaz de “reimpulsar la economía”, generar electricidad o diseñar un proceso de transición y diálogo nacional que abra las puertas al necesario cambio de modelo socioeconómico y político que requiere el país.
En su sordo monólogo de dominación y poder, las élites del régimen cubano creen que las 'Notas informativas' de la UNE son prueba de sus “desvelos” por el bienestar de la población. Este domingo, el sistema electroenergético nacional (SEN) vuelve a tener cinco unidades termoeléctricas averiadas y otras cinco en mantenimiento.
Con un total de 10 unidades termoeléctricas desconectadas del SEN, con limitaciones en la generación térmica de 234 MW y 51 centrales de generación distribuida fuera de servicio por combustible (otros 359 MW), el régimen cubano llega a mediados de diciembre dando señales de un fin de año crítico, y un 2025 peor que el año que ya termina.
La desesperación crece entre los cubanos, pero también la indignación, la impotencia, la rabia y los deseos de cambio, al tiempo que se agota la paciencia, desaparece el miedo y la ciudadanía abre cada día más los ojos y ve horrorizada la pérdida de todo sentido de la equidad y justicia social, la proliferación de la corrupción, el crecimiento de la desigualdad y los desmanes de una élite abusiva que avanza en su proyecto de adueñarse de la riqueza nacional.
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