Carnival está preparada para reiniciar los cruceros a Cuba cuando Joe Biden asuma el cargo

“Veremos qué sucede”, dijo el director ejecutivo, dejando ver la atención que presta la compañía a los movimientos de la futura administración, con el objetivo de recuperar a Cuba entre sus destinos

Primer crucero de Carnival en Cuba, 2016 © CiberCuba
Primer crucero de Carnival en Cuba, 2016 Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 3 años

La compañía estadounidense de cruceros Carnival está preparada para reiniciar la navegación de sus barcos hacia los puertos de Cuba en el momento en que Joe Biden asuma el cargo, según expresó este lunes su director ejecutivo.

Al habla con analistas económicos, a través de una conferencia telefónica, Arnold Donald expresó que Carnival Corp.está preparada para reiniciar los cruceros a Cuba cuando Joe Biden se convierta en presidente, según informa Bloomberg.


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“Veremos qué sucede”, dijo el director ejecutivo, dejando ver la atención que presta la compañía a los movimientos de la futura administración, con el objetivo de recuperar a Cuba entre los destinos que oferta en el Caribe.

De revocarse las órdenes ejecutivas del presidente Donald Trump que pretenden cortar los ingresos a la élite militar que controla la economía dolarizada en Cuba, Carnival podría retomar a la mayor de las Antillas entre sus rutas de cruceros turísticos.

“Estaremos preparados para ayudar a las personas que realmente quieran ir a Cuba", afirmó Donald. Siempre que las nuevas reglas lo permitan, Carnival se muestra en disposición de revivir los viajes iniciados bajo la administración Obama y luego detenidos por Trump en 2019.

Los viajes en crucero de Estados Unidos a Cuba comenzaron en 2016 como parte de la estrategia de Barack Obama de acercamiento entre ambos países, con la que pretendía “empoderar” al pueblo y forzar una apertura del régimen cubano.

Sin embargo, viendo que el resultado de la misma era el reforzamiento del régimen a golpe de clientelismo y castigo de los pequeños empresarios que empezaban a prosperar de manera independiente, la administración Trump cambió de rumbo y diseñó una estrategia diferente de sanciones selectivas y corte de las fuentes de financiación y de ingresos de la élite gobernante.

En junio de 2019, Trump prohibió los viajes a Cuba de cruceros, embarcaciones de recreo y aviones privados. En un comunicado, el Departamento de Estado especificó que "Estados Unidos no permitirá las visitas a la Isla a través de embarcaciones de pasajeros y recreativas, incluidos cruceros y yates, así como aviones privados y corporativos".

Asimismo aclaró que dichas acciones estaban dirigidas a la industria del turismo en Cuba, que "tiene fuertes lazos económicos con los sectores de seguridad, militares e inteligencia cubanos".

"El turismo ha servido para llenar los bolsillos de los militares cubanos, las mismas personas que apoyan a Nicolás Maduro en Venezuela y reprimen al pueblo cubano en la Isla", señaló la nota del Departamento de Estado.

En 2018, un total de 637.907 estadounidenses viajaron a Cuba sin contar los 521.134 cubanos y cubanoamericanos que lo hicieron desde territorio estadounidenses Este volumen de viajeros no incluye a los, según estadísticas oficiales.

Según datos del ministerio de Turismo cubano, el 55 % de los viajes de estadounidenses a Cuba se producía en cruceros turísticos. Un flujo que iba en aumento, como demostró la llegada de 257.500 visitantes estadounidenses en los primeros cuatro meses de 2019, lo que significó un crecimiento del 93.5 % con respecto al año anterior.

Por ese motivo, según explicó un portavoz del Departamento de Estado, se decidió cortar con la autorización de actividad comercial de los cruceros, empleados básicamente para hacer turismo en Cuba (algo que los estadounidenses tienen prohibido por ley), y se decidió mantener los vuelos comerciales, usados por los cubanoamericanos para visitar a sus familias en la isla.

No obstante, en abril de 2016, a raíz de una demanda por discriminación interpuesta por viajeros cubanos, la compañía de cruceros Carnival anunció que permitiría las reservas de billete para viajar a Cuba en sus barcos a todos los viajeros, independientemente de su nacionalidad.

Con su anuncio, la compañía abría la puerta a los cubanoamericanos para que pudiesen viajar a la isla a bordo de sus cruceros turísticos, algo que las autoridades cubanas prohibían con sus leyes, impidiendo la llegada de sus nacionales por vía marítima.

Ante las demandas judiciales, las protestas de los cubanoamericanos y las denuncias de medios independientes que ponían en peligro las ganancias del incipiente negocio, el régimen elaboró nuevas regulaciones en el marco de lo denominaron una “actualización de las leyes migratorias”, que incluyeron otras medidas, como la eliminación del permiso de salida o la repatriación.

Con la llegada de Biden a la Casa Blanca, son varias las compañías estadounidenses y lobbies que sacan sus antenas para captar señales de una vuelta a los negocios con Cuba. Después de que la industria de los cruceros se detuviera en marzo debido a la pandemia, Carnival y sus rivales están viendo un repunte de la demanda y miran con buenos ojos recuperar un destino que, en su breve tiempo de existencia, mostró una evolución con números muy favorables.

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