Campesinos cubanos comenzaron a sembrar a gran escala maíz híbrido transgénico con semilla nacional –de mayor rendimiento que el cultivo tradicional–, como vía impulsada por las autoridades del sector para tratar de incrementar la escasa producción de alimentos en el país.
Agricultores de la zona de Jarahueca, en el municipio espirituano de Yaguajay, son los primeros beneficiados de una tecnología que durante 15 años ha desarrollado el Centro de Ingeniería, Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana.
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Pilar Téllez, jefa del proyecto de investigación, explicó que la tecnología de los híbridos aporta mayor productividad por si sola, pero que al tener incorporado los elementos transgénicos, permite tener un manejo más efectivo al ejecutar producción en grandes extensiones.
“Por ejemplo, este maíz permite un control muy efectivo de la palomilla del maíz, uno de los problemas más graves de la agricultura en el país, y del manejo de la hierba, porque es resistente a un tipo de herbicida”, añadió.
La idea es sembrar grandes áreas para destinar la cosecha a la elaboración de pienso animal. En la campaña de primavera de este año se plantaron más de 500 hectáreas en Sancti Spíritus, Matanzas y Ciego de Ávila.
Según el reportaje del Canal Caribe, con esta modalidad el rendimiento actual se ha incrementado de 1,5 toneladas a cinco toneladas por hectárea.
Acerca de los riesgos de estas prácticas en el país, la experta del CIGB recalcó que han podido demostrar la seguridad alimentaria de este maíz.
“Se hicieron pruebas toxicológicas en el Centro Nacional de Toxicología, en su aspecto genético e incluso para la parte ambiental, que demostraron la inocuidad de estos transgénicos”, dijo.
Por su parte, Leonel Paz, delegado del CITMA en la provincia, explicó que gracias a un proceso de transferencia tecnológica realizado en el mismo municipio, se logró producir la semilla híbrida con todos los requerimientos, a los cuales los productores de la zona han dado sus aportaciones.
En 2020 se prevé sembrar unas 8000 hectáreas de este maíz, cuyo rendimiento promedio se estima en cinco toneladas.
A finales de julio pasado el gobierno de Cuba anunció la puesta en vigor de un decreto ley para el uso de organismos genéticamente modificados (OGM) en la agricultura, una vía para aliviar la grave escasez de alimentos en isla.
Tras años de prácticas ineficientes en el sistema agrícola estatal, el gobierno se ve obligado cada año a destinar millones de dólares a la importación de alimentos que podrían obtenerse en las tierras cubanas.
Por ello, se pretende ahora incorporar los transgénicos “como una alternativa para desarrollar la productividad”, lo cual es totalmente “coherente con una agricultura sostenible”, según palabras de Armando Rodríguez Batista, viceministro del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
“No estamos diciendo que es el único camino, sino que es una alternativa más, complemento de la agricultura convencional, y es muy importante su vínculo con el momento que atraviesa el país, impulsando la soberanía alimentaria sobre la base de la ciencia, la tecnología y la innovación, la producción nacional y la incorporación de la industria”, expresó el funcionario.
Además del maíz,para esta modalidad se seleccionó la soja. Aunque es posible que se se aplique también en la caña de azúcar, para buscar una variedad que se adapte a las nuevas condiciones provocadas por el cambio climático.
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