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Estados Unidos vivió el sábado su día más trágico desde que la pandemia del coronavirus comenzó a azotar al país: 1.344 muertes en las últimas 24 horas y un pronóstico sombrío para la semana entrante en boca del propio presidente Donald Trump.
"Esta será probablemente la semana más difícil, entre esta semana y la próxima... Desafortunadamente, habrá muchas muertes, será horrendo", dijo Trump al comenzar la sesión informativa en la Casa Blanca, rodeado por el vicepresidente Mike Pence, representantes de su administración y expertos del grupo especial en la lucha contra el coronavirus.
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El presidente describió un panorama desalentador para las próximas dos semanas, pero manifestó que "habrá más muertes si no se toman las medidas de mitigación".
Sus declaraciones fueron un preámbulo triste en vísperas del Domingo de Ramos y el inicio de la Semana Santa para los cristianos.
La incertidumbre ante la propagación del coronavirus ha provocado la cancelación de las procesiones de Semana Santa y los servicios religiosos. Las celebraciones masivas y los abrazos de paz quedarán automáticamente sustituidos por las prédicas de los pastores por televisión o internet, y los encuentros de fieles por Facebook y WhatsApp.
La Pascua estival en Estados Unidos -el tradicional Eastern que esta vez cae 12 de abril- no será esta vez una oportunidad para la reunión familiar o la recogida de huevos de colores en los parques y exteriores.
Esta mañana, el Papa Francisco celebró la misa del Domingo de Ramos en la Basílica de San Pedro con apenas una docena de asistentes en un inusitado escenario de bancos vacíos. Cuando llegó el momento de estrechar saludos entre los fieles, el pontífice optó por una solución a distancia: "Intercambien un signo de paz", sugirió.
Las estadísticas registradas por la Universidad Johns Hopkins señalaron la escalada mortal hasta los 1.324 en la jornada sabatina, superior a los 1.169 fallecidos que se habían reportado el viernes.
La curva de mortalidad tuvo su mayor pico desde que se produjo el primer deceso por coronavirus en Estados Unidos, el pasado 29 de febrero. Solo en los últimos dos días se acumuló el 30 por ciento de los más de 8.500 muertos ocurridos en la nación americana por COVID-19.
El estado de Nueva York, epicentro de la pandemia, acumula la mayor cantidad de muertes en el país con 3,565 (de ellos 2.624 en la Gran Manzana) y 114,174 contagiados.
Al comenzar el domingo, Estados Unidos acumula 312.245 casos positivos, el 25.9 % del total de contagiados a nivel global, lo que hace presagiar un comportamiento dramático de fatalidades en los días venideros, a pesar del incremento de las cifras de personas recuperadas. El primer caso de contagio se confirmó en el país el pasado 20 enero.
En el encuentro con la prensa este sábado en la Casa Blanca, la doctora Deborah Birx, coordinadora del grupo especial contra el coronavirus, dijo que la gran prueba para el país vendrá en los próximos días.
"Las próximas dos semanas son extraordinariamente importantes y este es el momento de hacer todo lo que se pueda sobre las directrices presidenciales de distanciamiento social", dijo Birx. "Este es el momento de no ir al supermercado, de no ir a la farmacia, sino de hacer todo lo posible para mantener a tu familia y a tus amigos a salvo".
La especialista agregó que eso significa que todo el mundo cumpla con los seis pies de distancia entre personas y se laven las manos con frecuencia.
"Estamos juntos en esto y prevaleceremos juntos. Usaremos todos los recursos posibles para terminar esta guerra y abrir nuestro país nuevamente a la normalidad", dijo Trump.
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