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La Academia de Ciencias de Cuba (ACC) dedicará este jueves una sesión especial al caracol gigante africano y las medidas que deben adoptarse en el país para su erradicación, informó la Agencia Cubana de Noticias.
Miembros de la institución así como investigadores y expertos del sistema de la salud y la agricultura participarán en un debate acerca del caracol, al que muchos cubanos consideran ya una plaga difícil de eliminar por su alta tasa de reproducción, su capacidad de adaptación al medio y sus diversas fuentes de alimentación.
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Este molusco se detectó en la Isla en 2014, y ya está presente en todas las provincias. Esta semana un residente en Las Tunas se dio a conocer en la prensa oficialista por haber capturado 4.178 ejemplares en cuatro meses.
Los expertos recomiendan destruir la concha, echarla en una bolsa que cierre herméticamente y enterrarla. También se puede quemar el animal de forma segura, o sumergirlo en una solución de sal o cal al 3% (tres cucharadas por cada litro de agua) durante 24 horas, y después sepultarlo. Nunca debe tirarse vivo al río, ni a solares yermos, a la calle o en la basura doméstica.
La población es la que se está ocupando de combatir a esta especie, una de las más peligrosas del mundo. En agosto, la directora de vigilancia y lucha antivectorial del Ministerio de Salud Pública admitió que el país no tiene condiciones para el control de la plaga.
“La reproducción es extremadamente alta, por lo cual se necesitarían miles de personas para hacer la campaña”, dijo.
Algunos especialistas se han volcado a ayudar a la gente. El máster en Ciencias Biológicas Elier Fonseca emitió unas instrucciones en las que señaló la importancia de implicar a toda la población en la batalla contra el molusco, la cual considera “una carrera de resistencia larga” que exige actuar con “constancia y paciencia”.
“Aunque las instituciones del Estado no hagan nada, ahora no se detengan; que el CDR empiece a hacer algo productivo y tome las riendas”, subrayó.
El caracol africano puede tener larvas del nemátodo Angiostrongylus cantonensis, un parásito pulmonar de las ratas que, al ingerir las larvas que portan los moluscos, se infectan, y con ello pueden transmitirle al hombre la meningoencefalitis eosinofílica, una inflamación de la membrana que cubre el cerebro.
En junio pasado, tras múltiples denuncias de la ciudadanía, el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal (INISAV) dictó indicaciones para la eliminación del caracol gigante. En ellas advertía el riesgo de consumirlos, comercializarlos, dispersarlos o emplearlos como carnada, adorno u ofrenda a deidades afrocubanas.
En barrios como Alamar, en La Habana, los vecinos pusieron en marcha sus propias medidas, ante la falta de soluciones reales de los servicios sanitarios. El activista LGBT Jancel Moreno compartió varias imágenes en su perfil de Facebook en las que se ven restos de caracoles que fueron quemados.
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