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Las autoridades cubanas de salud han reiterado la importancia de la participación popular para erradicar el caracol gigante africano e impedir la aparición de las enfermedades que trasmite.
Carilda Peña García, directora de vigilancia y lucha antivectorial del Ministerio de Salud Pública, reveló a la Agencia Cubana de Noticias que no existe un cuerpo, ni de su organismo ni de la agricultura, para el control de la plaga.
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“La reproducción es extremadamente alta, por lo cual se necesitarían miles de personas para hacer la campaña; entonces, con medidas de protección muy sencillas se evitan males mayores”, dijo.
“Lo más importante es la percepción de riesgo; debemos preocuparnos por cumplir las orientaciones sanitarias, y si tuviéramos el caracol en las viviendas o los alrededores, saber cómo eliminarlo", destacó.
"Si no se cumplen las medidas que se divulgan a la población, entonces sí se puede padecer la enfermedad transmitida por el nemátodo, un parásito que vive o se aloja en el caracol”, subrayó.
Se refería al nematodo Angiostrongylus cantonensis, la causa más común de la meningoencefalitis eosinofílica, una inflamación de la membrana que cubre el cerebro.
Según la experta, el sistema de salud pública posee un sistema de información que permite detectar la aparición de esta dolencia con una mirada epidemiológica diferente, pues antes la presencia de este molusco no constituía una señal de alarma.
“Existe el caracol y hay un grupo de medidas, pero no estamos exentos que alguien no tome las precauciones y tenga una meningoencefalitis de este tipo”, advirtió.
Peña García recordó que si se observa una concha inusual, se debe informar al consultorio del médico de la familia, al departamento de control de vectores cercano o al policlínico, para hacer el diagnóstico. “No todos los caracoles son el gigante africano”, precisó.
Una vez realizado el diagnóstico se orienta a la familia y a los vecinos cómo proceder para controlar la plaga.
En junio, tras múltiples denuncias de la ciudadanía, el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal (INISAV) emitió indicaciones para ayudar a la población en la eliminación del caracol gigante africano, una especie exótica invasora que se detectó en la Isla en 2014, y que ha aparecido ya en 14 provincias.
Una de las acciones consiste en destruir la concha, echarla en una bolsa que se cierre herméticamente y enterrarla. También se puede quemar el molusco de forma segura, o sumergirlo en una solución de sal o cal al 3 % (tres cucharadas por cada litro de agua) durante 24 horas, y después sepultarlo. Nunca debe tirarse vivo al río, ni a solares yermos, calles o en la basura doméstica.
Los vecinos del barrio de Alamar, en La Habana, han puesto en marcha sus propias medidas para combatir la presencia de los caracoles africanos ante la falta de soluciones reales de los servicios sanitarios. El activista LGBT Jancel Moreno compartió varias imágenes en su perfil de Facebook en las que se ven restos de caracoles que fueron quemados.
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