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La "coyuntura del diésel en Cuba", explicada por el economista Pedro Monreal

La matriz energética del país ha incrementado el consumo del diésel para generar electricidad

Planta de Tallapiedra, La Habana © CiberCuba
Planta de Tallapiedra, La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

El economista cubano Pedro Monreal ha publicado en Twitter y en su blog El Estado como tal, algunas consideraciones sobre la actual situación que vive el país en materia de combustible, fundamentalmente con el consumo de diésel.

En su artículo, titulado Las dos “tijeras” estadísticas de la coyuntura del diésel en Cuba, Monreal llega a tres conclusiones que considera claves para entender la situación que vive hoy el país, y que el régimen cubano ha catalogado de “coyuntural”.

La primera de ellas está relacionada con la matriz energética del país, la cual ha ido incrementando en los últimos años el uso de equipos electrógenos, consumidores de diésel, y la disminución de termoeléctricas.

“En 2018, electricidad generada por los grupos electrógenos representaba un 27,1%, con un incremento respecto al 22,1% que se registró en 2013” señala el economista cubano.

Fuente: ONEI. Anuario EstadÍstico de Cuba 2018. Tabla 10.15 – Generación bruta de electricidad por tipo de planta productora

Agrega que el diésel adquirido en el mercado internacional es “relativamente caro” y que su espectro es “ mucho más amplio que la generación de electricidad para la red nacional, especialmente en el transporte”. Por tanto su segunda conclusión está enfocada hacia ese punto.

Según los datos estadísticos publicados por la ONEI, y que son explicados por Monreal, desde el 2016 ha tenido lugar un efecto “tijera” en dos de las seis actividades económicas altamente consumidoras de diésel. El suministro de agua, gas y electricidad ha incrementado el consumo de este combustible en comparación con el destinado a transporte, almacenamiento y comunicaciones.

“Las cifras oficiales solamente están disponibles hasta 2017, pero lo que queda claro en la estadística oficial es que se produjo un “salto” de casi 92% en un solo año (2017/2016) en el consumo de diésel en la actividad relacionada con la generación de electricidad”, resalta.

El tercer punto del análisis de Pedro Monreal está dirigido a la importación de combustibles en el país. Regresando a los datos publicados por la ONEI, llega a la conclusión de que otra importante “tijera” ha tenido lugar y de manera casi simultánea al proceso explicado anteriormente.

“El crecimiento “en flecha” de las importaciones de diésel entre 2012 y 2017, a una tasa promedio anual de 14%, ha convertido el diésel en el “rey” de las importaciones de combustible” nos dice el experto cubano.

A su vez señala que esta situación ha relegado a un segundo plano al fuel oil, que tradicionalmente era el que ocupaba la cúspide en las importaciones de combustibles de la isla.

Para concluir su análisis, Monreal destaca que la actual matriz energética “presenta una dependencia creciente de la utilización” de diésel. A su vez este factor se combina con la necesidad de usarlo para otras actividades en las cuales “no hay un reemplazo factible de combustible en amplia escala y plazos cortos”.

Por tanto se hace necesario incrementar la frecuencia de embarques, “lo que inevitablemente eleva el riesgo y la incertidumbre del suministro de un combustible clave para la economía cubana”.

Según las autoridades cubanas, en voz de Díaz-Canel, la situación que hoy vive el país es "coyuntural", término que ha sido interpretado como un eufemismo del Gobierno de la isla para disminuir las tensiones y preocupaciones de la población cubana.

Muchos temen el regreso al Período Especial anunciado por Fidel Castro en los años 90 y ven en el actual panorama la reproducción de escenas ya vividas por aquellos que sufrieron en carne propia la desintegración de la URSS y sus consecuencias en la economía nacional.

Paradas abarrotadas de gente, ómnibus que pasan cada vez con menos frecuencia, el fantasma de apagones programados, anuncios desde las instituciones estatales de reducción de horarios y servicios, así como el desabastecimiento de productos en establecimientos comerciales, hacen posible reconstruir un pasado reciente que muchos no quisieran volver a vivir.

Por más que la prensa oficialista y el Gobierno traten de hacer creer que la situación no es la misma, el cubano de a pie sabe que se enfrenta a una realidad que se aleja cada vez más del discurso oficial.

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