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Unos 70 transportistas privados de Santiago de Cuba reclamaron garantías para trabajar ante las autoridades del sector, y denunciaron la represión que sufren diariamente con sanciones que incluyen “multas desproporcionadas, decomisos de camiones, procesos judiciales en curso y encarcelamientos de choferes”, informó Diario de Cuba (DDC).
Conductores de Songo-La Maya, Palma Soriano y el municipio cabecera se reunieron con dirigentes del Partido y el Gobierno así como con inspectores estatales, a quienes acusaron de reprimirlos con la excusa de combatir “el robo de combustible”.
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La sustracción de hidrocarburos de las empresas estatales por parte de sus empleados y vendido a los particulares, ha sido un tema tratado personalmente por el gobernante Miguel Díaz-Canel, quien en una ocasión reconoció que es un problema que persiste año tras año.
En septiembre pasado el Gobierno cubano aprobó medidas para tratar de frenar el robo de combustible, entre las que figuran el decomiso de autos y la personalización de las tarjetas magnéticas que las empresas estatales usan para abastecerse.
Ahora, en el reporte enviado a DDC por Daniel Perea García, secretario de la Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) en la provincia, relató que los choferes se han visto afectados tras las medidas tomadas por el régimen contra la sustracción de petróleo.
Según el dirigente opositor, muchos trabajadores del gremio dejaron de laborar porque no pueden justificar la compra del combustible; ello condujo a un aumento en la demanda del pasaje y a su vez de las tarifas, que han subido desde diez hasta 25 pesos.
Los choferes explicaron que la única forma de mantener los precios bajos es comprando la gasolina en el mercado negro.
Asimismo, advirtieron que si los obligan a hacer rutas fijas, como se ha hecho en La Habana, “podrían decidir ir al paro”.
Los funcionarios estatales admitieron aceptaron que el experimento que se desarrolla en la capital “había fracasado”, pero señalaron para bajar el precio del combustible primero “había que acabar con las ilegalidades”.
El programa para supuestamente reforzar el transporte público en La Habana, con el empleo de microbuses que deben circular en la modalidad de taxis en rutas, no ha funcionado y ha traído más descontento a sus residentes.
En la reunión en Santiago, tampoco se comprometieron a otra cosa fuera trasladar sus reclamos y preocupaciones a instancias superiores.
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