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Miles de migrantes cubanos, quienes residentes en el territorio mexicano de Ciudad Juárez a la espera de resolver su solicitud de asilo en Estados Unidos, han logrado rehabilitar la economía del centro de la localidad.
En un fenómeno sin precedentes en México, caravanas de cubanos se han aglomerado en esta ciudad ubicada al norte del país, en el estado de Chihuahua. Durante su estadía han tenido que hospedarse en hoteles decrépitos y se han visto obligados a buscar empleo para subsistir en el tiempo de espera.
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Todo ello ha llevado a que el comercio en Ciudad Juárez crezca, con la apertura de nuevos locales gastronómicos especializados en la cocina de la Isla.
En una reciente entrevista concedida a Cubanet, la mexicana de 43 años y dueña de un restaurante de comida típica mexicana, Cristina Ibarra, relató cómo “en menos de tres meses” pasó “de la música de mariachi al son cubano” y su “suerte mejoró”.
Con la llegada del grupo procedentes de la Isla, mucho se acercaron al local de Ibarra en busca de comida cubana. Dada la gran demanda, la dueña del restaurante les ofreció a los migrantes que ellos mismos cocinaran su arroz, ya que a ella “ni le gustaba hacerlo ni sabía cómo”.
El resultado final fue la apertura de un nuevo local bautizado como Little Havana. Un restaurante con paredes decoradas con fotos del Malecón, el Morro Cabaña y el Capitolio.
“Son buenos trabajadores y honestos. Una señorita que me acaba de llegar es ginecóloga. Yo necesito trabajar y ellos necesitan un ingreso y yo también necesito un ingreso, y nos hacemos fuertes”, comentó Ibarra en relación a sus empleados cubanos.
El personal de Little Havana está integrado por isleños de disímiles profesiones, desde chefs hasta médicos y profesores universitarios. El número de trabajadores, sin embargo, varía en dependencia de la cantidad de cubanos convocados por el servicio migratorio fronterizo de Estados Unidos.
“Estaba buscando trabajo y no encontraba. Gracias a Dios pude encontrarlo aquí. Realmente tengo temor a la noche en Juárez, pero uno vino a pelear y no puedo quedarme sentado”, declaró Danil Santiago, médico estomatólogo original de La Habana.
Algo similar le ocurrió a Landy Arteaga quien arribó a Ciudad Juárez el pasado 12 de marzo tras una travesía de dos años. Según comenta, a los dos días de haber llegado al territorio fronterizo vió que se buscaban un cocinero para un local de pollo asado.
A pesar de no contar con un permiso de trabajo -como el resto de los migrantes cubanos- deslumbró al dueño del servicio preparando un pollo con la sazón característica de la cocina de la Isla. E incluso, llegó a convencerlo de especializarse en comida tradicional, cambiar el diseño del restaurante y contratar a otros de sus coetáneos.
“Venía poca gente y ahora mismo los mexicanos vienen a comer comida de Cuba. Lo que más les gusta es la ropa vieja. Amo la cocina, yo amo mi trabajo”, dijo Arteaga.
Ciudad Juárez era antiguamente considerado el destino más peligroso del mundo, ahora ocupa el puesto número cinco. Muchos negocios y edificios fueron abandonados luego del inicio de la guerra contra el narcotráfico liderada por el expresidente de México Felipe Calderón.
Con la apertura de restaurantes de comida cubana, donde es posible adquirir un plato por 55 pesos mexicanos (casi 3 dólares), muchos juarenses han comenzado a frecuentar la zona, nuevamente, al igual que varios turistas de Estados Unidos.
Hoteles que estaban prácticamente abandonados han vuelto a abrir y sus tarifas se han triplicado con la llegada de los migrantes cubanos.
“El hotel se cae a pedazos, no hay agua caliente ni internet, hay cucarachas”, afirma Yuniel otro de los indocumentados que reside en Juárez.
En los últimos meses se ha registrado el mayor flujo de cubanos que ha llegado a esta zona fronteriza con El Paso, Texas, hasta el momento. De acuerdo con cifras oficiales, el 70 % de los más de 3.300 migrantes que se encuentran actualmente en tránsito en esta localidad mexicana son isleños.
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