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"Quería luchar por el oro, pero estoy contento", ha dicho Orlando Ortega ―vallista de origen cubano nacionalizado español― tras regalar este viernes a España una medalla de bronce en el Campeonato Europeo de Atletismo, que se celebra por estos días en Berlín.
El desempeño de Orlando Ortega este viernes, marcado por un tropezón inicial en la carrera que le impidió optar por el oro, tiene lugar a seis días de cumplirse el segundo aniversario de su plata olímpica en Río 2016.
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Pese a que llegó a la final con el mejor tiempo, Orlando Ortega hubo de remontar la carrera, y consiguió optar por la medalla de bronce en los últimos segundos
Nacido el 29 de julio de 1991 en Artemisa, unos 60 kilómetros al noroeste de La Habana, Ortega es nieto de la velocista Cristina Hechavarría, campeona de los Juegos Panamericanos de 1967, y de un jugador de fútbol de quienes heredó los genes para el deporte.
De niño intentó jugar béisbol, pero su talento era escaso. Entonces pasó sin debutar por taekwondo y el boxeo hasta que, estaba en quinto grado, se encontró con el el atletismo.
Su padre Orlando, hijo de la corredora y del futbolista, era un entrenador de 400 metros vallas y trasmitió la pasión al mayor de sus cuatro hijos, que un par de años después comenzó a ganar medallas en los Juegos Escolares.
Orlando fue asimilando los trucos para saltar vallas de manera veloz y elegante. De ese modo, en 2010 formó parte del equipo que asistió a los Mundiales Juveniles de Mocton (Canadá). Poco antes de cumplir 19 años, estuvo cerca de su primer triunfo internacional, pero al tropezar con una valla quedó eliminado y vio como se le escapaba la gloria.
Regresó a Cuba, se entrenó como un obseso y un año después fue bronce en los Juegos Panamericanos de Guadalajara (México).
Amigo de los perros y admirador de la música de Marc Anthony, el saltador de obstáculos maduró y a los 21 años se metió en la final de los Juegos Olímpicos de 2012, en la que terminó sexto. Meses después tomó la decisión más polémica de su vida, emigrar a España.
"No entiendo de política, he pasado muchos campamentos en España y aprendí a querer este país, aquí tendré más oportunidades para moverme por Europa y competir contra los mejores y aquí me quedo", dijo cuando le preguntaron sus razones.
Mientras esperaba la nacionalidad española, que obtuvo el 8 de septiembre de 2015, Ortega se convirtió ese mismo año en el mejor del mundo con un tiempo de 12.94 segundos, en la reunión de París de la Liga de Diamante.
La IAAF le autorizó a competir por España el 29 de julio de 2016, justo a tiempo para estrenarse en los Juegos de Río.
Como cubano bajó de los 13 segundos con 24 años (12.94). Ahora sigue empeñado en hacerlo como español.
"A Cuba, a su gente y su atletismo le deseo lo mejor, pero España me lo ha dado todo y para ella insistiré hasta volver a bajar de 13 segundos. No me voy a detener hasta lograrlo", repitió.
El año 2017 no fue bueno para Ortega. Las lesiones perturbaron toda la temporada y llegó muy justo a los Mundiales de Londres, donde volvió a vencer, como en los Juegos de Río, el jamaicano Omar McLeod (13.04) mientras el español terminaba séptimo con 13.37.
La medalla de Berlín le devuelve al podio internacional y le sitúa en el camino hacia los Mundiales de Catar 2019.
(Con información de Agencia Efe)
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