2022 fue un año malo, dijo Alejandro Gil Fernández; ¿y 2021, 2020 y 2019 fueron buenos? ¡Que mala memoria tiene el ministro para ser tan joven!; pero al menos reconoció el acierto de CiberCuba alertando sobre el costo de los grupos electrógenos flotantes made in Turquía.
Las “patanas” son la vía más expedita para resolver el déficit de generación, pero la energía generada se paga diariamente en divisas, dijo el titular de Economía y Planificación citado por Cubadebate.
Las sesiones del pleno del Comité Central del anticubano partido comunista y la inservible Asamblea Nacional fueron sendos artistajes, donde los muñequitos de La Habana volvieron a mostrar su incapacidad y -si algún revolucionario nostálgico o cubano confundido aun dudan- que coloquen, junto a la foto de Fidel y el Elegguá, estos datos de Gil:
"Las ventas de bienes y servicios en el exterior deben reportar ingresos, como mínimo, en el orden de los 9,755 millones de dólares, 1 037 millones más que en 2022.
"Aunque se trata de una meta ambiciosa, en comparación con 2019, son unos 3,000 millones de dólares menos.
"Los resultados previstos para 2023 dependen también de recibir 3.5 millones de visitantes internacionales, el doble de este año".
Gil, ese muchachón repentista y repentino que habla de inflación importada e inducida, con la autoridad de un psicópata, vive desbordado emocionalmente ante la tozuda realidad, como demostró aquella vez, cuando reconoció que estaban en el poder por un milagro.
Miriam Nicado cree que el principal problema ideológico es la economía; la compañera rectora tiene tremendos problemas ideológicos; pues aun no ha descubierto que las principales fallas son dos: comunismo de compadres carcelario y empobrecedor y que el trabajo no es fuente de riqueza; sino de robos para sobremorir.
Antes, muchos antes, cuando Cuba era colonia soviética; el principal problema ideológico era la jornada laboral de 8 horas; saboteada por el propio partido comunista con juegos florales como movilizaciones productivas y belicosas, que nunca consiguieron aumentar la cuota de Raspadura ni derrotar al enemigo.
Para 2023, la zafra se proyecta ridícula: 455,200 toneladas; en cualquier momento tendrán que poner hojas secas de Stevia al café importado que beben en el Palacio de la Revolución; pero ya saldrá un jilguero ponderando la carencia de azúcar como bien saludable; aunque muchos cubanos sigan sufriendo shocks hipoglucémicos y estrés exterminador.
La diputada Regina Balaguer, directora del Ballet de Camagüey, puso el dedo en una de las llagas contando el desbarajuste en una importación de zapatillas chinas inservibles por tallaje y calidad inadecuados.
¿Quién mejor que una bailarina para saber cual es el vestuario y calzado adecuados para un Plié y una pirueta? Regina, dirigente de base, también sabe que -a estas alturas del gran pas de deux del tercer acto de El Lago de los Cisnes, los negritos del batey andan en fila india camino de Sacramento y andará averiguando que sacrificado burócrata del MINCEX se apuñaló con sabrosa gabela por ese chenche for trading, Guanajay por Cantón.
La Asamblea Nacional y toda la estructura del Poder Popular debían ser cerradas cuanto antes, para ahorrar dinero a la maltrecha economía, porque la mayoría de diputados son oyentes mansos, obligados a levantar la mano y repetir consignas huecas; sin poder cuestionar la cataratas de disparates.
El anticubano partido comunista debería suprimir sus plenos, y que el Buró Político y su Comisión Militar se concentren en la producción de presos, marabú y emigrantes. Renunciar a simulacros sale menos caro que seguir fingiendo.
Díaz-Canel y su equipo dilapidaron su primer mandato, escudándose en la pandemia de coronavirus; pese a que apostaron irresponsablemente por el turismo, mientras el mundo se cerraba. El ombliguismo nacional -extremado a límites suicidas por la castritis aguda- destruyó a Cuba.
Aliviados los apagones, pero no resuelto el carcinoma primario, solo apaciguada la metástasis con soluciones temporales y caras; y el salve de la Oficoda con carnita de puerco por la Libreta y distribución estratégica de cerveza dispensada; los zares de Siboney cantarán victoria y sus sirenas aullarán victorias.
Soñar es gratis, el problema es despertar el primero de enero, 64 años después de la gesta, con más de mil presos políticos y sin libertad, leche, café ni sosiego porque una minoría incapaz sigue traicionando a Cuba y pisoteando a la mayoría de sus compatriotas.
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