Miguel Díaz-Canel, gobernante de Cuba por obra y gracia del hermano del dictador Fidel Castro, participó este domingo en un trabajo voluntario realizado en el municipio Boyeros.
Rodeado de jóvenes, escoltas y periodistas, el también primer secretario del único partido legal en la Isla (el comunista) se paseó por los surcos contemplando los terrones como si estos tuvieran las respuestas que el gobernante busca también en los altares de la santería oficial del régimen cubano.
“Con la presencia del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, comenzó bien temprano trabajo voluntario en una finca cercana al Wajay, en el municipio Boyeros en La Habana”, informó Cubadebate en un post de redes sociales, en el que compartió imágenes del gobernante yendo “con todo” hacia ninguna parte. “Con los muchachos en trabajo voluntario. #VamosConTodo”, tuiteó por su parte el doctor en Ciencias.
Convocado por el 4 de abril, día de los pioneros y jóvenes comunistas de Cuba, el trabajo voluntario produjo imágenes que recordaron el realizado pocos días después de las protestas del 11J para conmemorar el 26 de julio, otra fecha señalada para la dictadura cubana.
En ambas jornadas se pudo ver la innata habilidad del gobernante para dejar caer su anatomía sobre una caja de madera y recordar los tiempos “gloriosos” de la llamada revolución, de la cual se autodenomina “continuidad”.
Una vez más, los usuarios cubanos de redes sociales no dejaron pasar la oportunidad de expresarle al gobernante sus pensamientos.
“El surco lo desyerbaron una semana antes del evento, una brigada de barrigones sin hacer nada. Solo show mediático de que están haciendo trabajo al lado del pueblo. No se gaste más dinero en ese teatro y si va a trabajar al campo vaya a un lugar donde tengan contenido de trabajo real, gasto de combustible y otros materiales que se podrían destinar a otros problemas de mayor prioridad”, dijo un internauta.
“El campo no necesita trabajos voluntarios, eso conlleva más gastos en combustible que lo que se produce. Ya una vez reconocieron eso y eliminaron los trabajos voluntarios y ahora vuelven con lo mismo. El campo necesita una tercera reforma agraria para que los que trabajan la tierra se sientan dueños y la pongan a producir”, indicó otro que se identificó como Ingeniero Agrónomo.
Según este usuario, “el campo necesita que no obliguen a contratar las producciones con acopio porque al final les dejan podrir las producciones a los campesinos. El campo necesita de tecnología, de fertilizantes y pesticidas. El campo necesita que le permitan importar a los productores sus insumos si ellos mismos son capaces”.
Su análisis fue contestado con sorna por otro: “¡Muchachooooo! ¿Y cuando los productores de la verdadera riqueza, ‘la que viene de la tierra y el trabajo’ se empoderen? ¿Cómo los controlamos? Nah... nah... nah... mejor que se pase hambre y mantenemos el control”.
Las críticas también arreciaron contra los comentarios de algunos partidarios del régimen. “Allí está nuestra juventud junto al presidente, trabajando un domingo de trabajo voluntario (sic). En el campo, así es la continuidad de la Revolución. Patria o muerte. Venceremos”, manifestó una simpatizante.
“Pero el presidente tiene carro, casa y comida... y los jóvenes cubanos están escapando del país por la falta de comida, medicamentos y artículos básicos”, le recordó otra usuaria a la comentarista panfletaria.
“De ahí, en sus carros, para las confortables casas de ellos. Un buen baño, un brindis, y después un suculento almuerzo. ¡Hay que celebrar el trabajo voluntario!”, dejó dicho un cubano en los comentarios del medio oficialista.
“Miren que todavía en Cuba existen personas que se dejan engañar. Esa muela del trabajo voluntario si es vieja-vieja. Yo soy una persona mayor y cuando era niño me llevaban, y miren el resultado. ¿Cómo está Cuba hoy en día? Lo que resuelve el problema del pueblo es una Economía abierta y libre, que es a lo que tanto le teme la Dictadura: que puedan perder el control y que se les vaya de la mano”, apuntó un cubano de a pie, experimentado en “domingos rojos”.
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