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El gobierno cubano ha entregado más de 5.000 libretas de abastecimiento a personas en barrios marginados de La Habana tras las protestas del pasado 11 de julio.
Reinaldo García Zapata, el gobernador de la ciudad, dijo en una reunión con el mandatario Miguel Díaz-Canel que hasta la fecha han sido entregadas 5,028 libretas de abastecimiento a familias que no podían comprar la canasta básica normada por carecer del documento que entrega exclusivamente el gobierno.
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También se han tomado otras medidas en beneficio de los residentes de estos barrios, entre las que se encuentran la legalización de 1,404 viviendas, la oferta de 1,244 empleos a personas desvinculadas y de continuidad de estudios a 2,218 jóvenes y la asignación de 2,584 nuevas matrículas de círculos infantiles, afirmó.
Asimismo, se le ha brindado atención "material y en especies" a 559 madres con más de tres hijos, y prestación económica a 1,829 familias vulnerables, apuntó el funcionario.
Recientemente se informó que más de 200 mil cubanos tendrían, además, acceso a una "libreta excepcional" hasta diciembre de 2021, con la que podrán adquirir los productos de la canasta básica que vende el Gobierno.
La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, dijo en el espacio oficialista de la Mesa Redonda que transmite la Televisión Cubana que la medida beneficiará a personas que se encuentran alquiladas y no tienen libreta de abastecimiento porque el propietario de la vivienda se niega a incluirlos en el núcleo familiar.
También a quienes no mantienen la dirección actualizada en la provincia donde residen, las personas que no cuentan todavía con el habitable de su vivienda, así como los que nunca han sido censados y los repatriados, señaló la funcionaria.
Las medidas se suman a otras implementadas por el régimen para contentar a la población de barrios marginados de la isla, que fueron en su mayoría quienes tomaron las calles de más de 60 ciudades cubanas el pasado 11 de julio para reclamar mejores condiciones de vida.
Desde entonces, el gobierno de Miguel Díaz-Canel ordenó reparar las calles y aceras del barrio La Güinera, Arroyo Naranjo, así como reconocer las viviendas que hasta ese entonces no contaban con respaldo legal, entre otras medidas.
En el barrio La Güinera, donde vivía el único manifestante fallecido en las protestas que ha sido reconocido por las autoridades, al menos 70 viviendas serán edificadas por completo, de las 130 que necesitan algún tipo de reparación, según publicó el periódico Granma.
Allí también se asfaltaron calles que llevaban más de 60 años a la espera de una mejoría.
Estas iniciativas que intentan blanquear la imagen del mandatario luego de un inusual llamado a la violencia en un jefe de Estado, se han extendido a otras provincias cubanas donde hubo manifestaciones masivas del pueblo, como Villa Clara.
En la ciudad de Santa Clara se inició tras el 11J un programa de intervención comunitaria en el barrio El Condado, destinado a mejorar sus infraestructuras.
Un reporte del Noticiero Nacional de Televisión indicó que se trataba de dar respuesta a "algunos de los 107 planteamientos o inconformidades populares que habían quedado detenidos en el tiempo".
La intervención incluía la limpieza de fosas, la eliminación de salideros, la renovación de bodegas, consultorios médicos y edificios multifamiliares, así como de calles y viales en mal estado.
Aunque el régimen ha intentado negar que las protestas populares surgieron de un reclamo genuino del pueblo, que enfrenta males anquilosados que atentan contra con su calidad de vida, las medidas urgentes implementadas para contentar a estas poblaciones demuestran que las manifestaciones despertaron la alarma entre los funcionarios del gobierno, desacostumbrados a este tipo de protestas.
La Güinera es apenas un ejemplo de barrios empobrecidos donde la mayoría de la población no recibe remesas ni tiene acceso a la Moneda Libremente Convertible (MLC), en que el gobierno cubano vende artículos de primera necesidad.
Son los habitantes de estas barriadas los más afectados por la escasez de comida y medicamentos, y por la falta de infraestructuras en sus localidades.
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