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El abogado y periodista independiente Roberto de Jesús Quiñones Haces, quien fue liberado de prisión el viernes con un evidente deterioro físico, advirtió a las autoridades del régimen que él no cede ante “chantajes”.
“Yo no me dedico a enterarme de la vida de otras personas, para luego chantajearlas”, dijo en referencia a los procedimientos de la Seguridad del Estado. “A mí ellos me van a tener que matar si lo quieren hacer, pero yo voy a seguir siendo congruente con mis ideas”, manifestó en un video trasmitido por CubaNet, medio con el cual Quiñones colabora.
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“No me van a robar la alegría, porque Dios quiere que seamos alegres y que enfrentemos la vida como nos llega. Cada uno de nosotros tiene una cruz, y la cruz mía no la puede llevar nadie, esa me pertenece a mí. Yo tengo que cargarla, enfrentar y responder por mis acciones”, expuso.
También denunció que los represores le aseguraron que su hijo Roberto José, quien vive en EE.UU., no podría entrar a Cuba jamás, por haber estado publicando artículos sobre la situación de su padre y mantener informandas a las personas que en Estados Unidos y otras partes del mundo se preocupaban por él.
“No sé cuándo podré verlo, pero tampoco lamento que mi hijo haya mostrado esa postura. Estoy muy orgulloso de mis hijos. Yo me pongo en las manos de Dios”, aseveró Quiñones.
“Les agradezco infinitamente toda esa atención que me han dispensado y toda esa actitud al estar pendientes de mis necesidades y las de mi familia. No tengo cómo pagarles eso, hermanos, y se los agradeceré siempre”, expresó.
A pesar de que muchas voces y organizaciones pidieron su liberación antes, Quiñones no salió de prisión hasta que cumplió la pena de un año que se le había impuesto por el presunto delito de “Resistencia y Desobediencia”, una sanción que empezó a consumar en septiembre de 2019.
El periodista, residente en Guantánamo, fue arrestado y acusado cuando cubría el juicio del matrimonio de pastores evangélicos, Ramón Rigal y Ayda Expósito, quienes enfrentaban juicio por educar a sus hijos en casa al margen del sistema educativo del régimen. La pareja también sería enviada a prisión.
Las autoridades expusieron que Quiñones se resistió a la detención y propusieron la pena de un año de cárcel. Tras su liberación, el periodista independiente Rolando Rodríguez Lobaina dijo en una publicación: “Un hombre que nunca debió estar preso, acá en unas condiciones increíbles de su estado deteriorado, propio del odio a los que disienten de la política oficial. Pero está fuerte, extraordinario cubano”.
Su salud era una de las preocupaciones en que insistía la familia de Quiñones. “En forma general, tememos por su salud física. Como es un lugar húmedo donde está, es propicio para los catarros, y el catarro nunca se le ha quitado. Le ha dado asma en dos ocasiones”, dijeron fuentes familiares.
Quiñones, de 63 años, padece de hipertensión arterial, glaucoma y psoriasis. La primera es una condición que agravaría su estado en caso de infección por la pandemia del coronavirus. Numerosas voces se han pronunciado por la injusta encarcelación del periodista, entre ellas, la del Secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo, quien celebró la puesta en libertad del periodista.
“Nos sentimos aliviados al ver que el periodista cubano y prisionero político Roberto Quiñones se ha reunido finalmente con su familia después de un año de injusto sufrimiento. Nadie debería soportar los trabajos forzados o el encarcelamiento por el ‘crimen’ de trabajar por una sociedad cubana más transparente”, afirmó Pompeo.
Recientemente, la Seguridad del Estado amenazó a Quiñones con publicar en la televisión estatal un video que lo desacreditaría personalmente si continuaba con su trabajo como periodista independiente. “Ellos atacan por los flancos que creen que pueden hacer más daño como lo es la unidad de la familia, tratan de desprestigiar la imagen de las personas que tienen una actitud digna ante ello”, comentó el periodista.
Quiñones evidenciaba una notable pérdida de peso corporal tras su liberación. El periodista José Raúl Gallego comparó ese deterioro con el buen estado en que regresaron a la Isla los cinco espías cubanos que cumplieron prisión en Estados Unidos.
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