Vídeos relacionados:
Existen diversos fármacos y tratamientos usados internacionalmente para combatir el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, a pesar de que no tiene una cura definida. En Cuba se utilizan 3 de los 4 medicamentos más empleados en el mundo y comienza a desarrollarse la transfusión de plasma.
Los tratamientos se aplican acorde al cuadro clínico de cada paciente y a la fase de la enfermedad en que se encuentra. En este sentido es importante comenzar recordando por algunos datos del SARS-CoV-2.
Lo más leído hoy:
La COVID-19 tiene dos etapas esenciales en su comportamiento, según médicos clínicos, pediatras e intensivistas cubanos, cuyos planteamientos fueron compartidos por Cubadebate.
Los especialistas consideran que aproximadamente el 80% de los pacientes superan la primera fase de la enfermedad, que se caracteriza por infección respiratoria alta, tos seca, dolor faríngeo, alteraciones del gusto, fiebre, dolores musculares y en las articulaciones.
En la segunda fase la infección alcanza los pulmones, se produce la neumonía viral. No todos los pacientes desarrollan esta patología, se aprecia aproximadamente entre un 15 y 20 por ciento de los enfermos.
Los factores de riesgo, que propician el desarrollo de la segunda fase son en primer lugar presentar patologías crónicas como diabetes, hipertensión, asma bronquial, entre otros. Además, está el factor de la edad, los mayores de 60 años son el grupo más vulnerable.
Al entrar en la segunda fase progresivamente los pacientes pueden adquirir infecciones bacterianas, lo que complica el pronóstico. En estos casos los enfermos suelen producir inmunomoduladores químicos que pueden actuar sobre los pulmones y otros órganos.
Se produce entonces la combinación de la infección e inflamación. Esto puede conducir a la insuficiencia respiratoria aguda y al distress respiratorio.
Cuba utiliza 3 de los 4 medicamentos más usados en el mundo
En el ámbito internacional se utilizan 4 medicamentos recurrentes y en el protocolo médico cubano para enfrentar el coronavirus se emplean 3 de ellos.
El antiviral más empleado es la Kaletra, un medicamento que se utiliza en pacientes con VIH en todo el mundo. Su empleo para enfrentar la COVID-19 se debe a que reduce la capacidad del virus de replicarse.
Cuba trabaja en un prototipo del fármaco que combina lopinavir y ritonavir, tal como el producto líder. Esta versión se encuentra en fase de desarrollo, las primeras pruebas hechas por los laboratorios estatales MedSol son satisfactorias.
El otro antiviral es el Interferón Alfa-2b, es importante desde el punto de vista preventivo ya que su uso favorece una evolución estable de los pacientes. Sin embargo, no es efectivo en la segunda etapa de la enfermedad, para la que se emplean otros medicamentos y se combinan terapias.
Cuba exporta este medicamento y garantiza que tienen suficientes reservas para el tratamiento de los pacientes en el país.
El tercer antiviral es la Cloroquina, que lo utilizan por su efecto inmunomodulador. Este fármaco fue diseñado originalmente para combatir la malaria, pero se emplea contra el coronavirus por tener efectos antivirales directos.
El uso de la cloroquina en el mundo para enfrentar el coronavirus ha causado mucha polémica porque comenzó a emplearse modo arbitrario por la población y es un medicamento que debe estar correctamente dosificado pues puede causar efectos secundarios graves, como pérdida de visión, problemas cardíacos o la muerte.
El CGIB 258 es otro medicamento empleado y desarrollado en Cuba. Está destinado a tratar las enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis y con una preclínica ya avanzada. Regula la hiperinflamación que se produce en pacientes que alcanzan la segunda etapa.
El Itolizumab, anticuerpo monoclonal para los pacientes graves, se desarrolla en el Centro de Ingeniería Molecular y es de vital importancia en el combate del organismo contra la COVID-19. Se aplica en la tercera etapa de la enfermedad en pacientes graves y críticos por su condición de inmunomodulador.
Los pacientes que entraran en la segunda etapa tienen que tomar antibacterianos cuya intensidad dependerá de la gravedad de cada caso. Además, se aplican medicamentos esteroides y productos de la biotecnología cubana.
Las heparinas de bajo peso molecular son suministradas primero en dosis profiláctica y luego terapéutica, en dependencia de cómo evolucione el paciente. Los antibióticos tienen un momento específico de utilización que también está determinado por la evolución clínica del enfermo.
La terapia de transfusión de plasma
Muchos pacientes recuperados del virus en Cuba han comenzado a donar sangre. El uso del plasma es una práctica que se está utilizando en varios países del mundo para tratar pacientes graves o con evolución desfavorable.
El protocolo indica que se debe esperar un tiempo de recuperación del paciente hasta verificar que el plasma está en condiciones de dar su propia inmunidad.
Esta terapia de transfusión directa de plasma sanguíneo de personas recuperadas de la COVID-19 se usa en Estados Unidos y España desde finales de marzo. Es un proyecto impulsado por el Dr. Arturo Casadevall, un inmunólogo cubano radicado en Estados Unidos.
Se trata de una práctica médica antigua, empleada para paliar los efectos del virus en el sistema inmunológico. Demostró efectividad en la pandemia de 1918, conocida como "gripe española", en la que murieron alrededor de 50 millones de personas.
Nuevo medicamento que no se emplea en Cuba
El antiviral Remdesivir es el nuevo medicamento utilizado en Estados Unidos. Fue creado originalmente contra el ébola, pero no tuvo éxito. Su fabricante, Gilead Sciences, ha advertido de que aún no se ha probado que sea completamente seguro contra la COVID-19.
A pesar de que existen estudios que constatan que su eficacia no está clara aún, su uso fue aprobado recientemente por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, para tratar el coronavirus.
El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) cubano asegura que no se utiliza este medicamento en la isla.
Protocolo médico cubano frente a la COVID-19
En Cuba se realiza cotidianamente un pesquisaje en la población para intentar identificar los casos de modo anticipado. Esta medida en el protocolo ha sido muy cuestionada, pero los epidemiólogos cubanos aseguran que, si se hace correctamente, es efectiva.
La mayoría de los casos que se detectan en la isla ya están hospitalizados, antes del diagnóstico, por ser sospechosos. Esto incide en el alto índice de diagnósticos en pacientes asintomáticos.
El sistema de salud cubano toma la muestra entre el tercer y cuarto día desde el inicio de los síntomas. Si se confirma positivo al coronavirus la persona permanece hospitalizada con un protocolo de tratamiento durante 14 días.
Pasado este período se le hace otro PSR (examen). En caso de dar negativo recibe el alta y permanece otros 14 días en observación, con restricción de movimiento en su casa y seguimiento diario por especialistas de la Atención Primaria.
Cuba mantiene un observatorio permanente de las experiencias que acumula cada país, en el manejo de la enfermedad cuyos resultados se llevan a análisis y la discusión colectiva para reajustar protocolos de actuación en los distintos niveles.
Actualmente los datos oficiales de la situación epidemiológica en Cuba confirman un total de 1649 casos desde que se inició la epidemia en la isla y 67 personas han muerto por esta enfermedad, lo que da un 4.1% de letalidad del virus.
Archivado en: