El 10 de julio de 2019 fue develada en La Habana, en la Alameda de Paula, una escultura de Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba. Hizo los honores el Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler. Sin embargo, la estatua llevaba cuatro años esperando allí.
“Pienso en la fría mañana en que te fui a ver…”
En mayo del 2015 los habaneros descubrieron a un curioso hombre de bronce que miraba al mar. Se mantuvo esbelto, en la Alameda de Paula, como quien está cavilando mientras mira el horizonte.
Por aquellas fechas decía uno de nuestros artículos: “… durante la duodécima Bienal de La Habana, se colocó en la Alameda una escultura de bronce que, según los vecinos del lugar, representa al poeta cubano Nicolás Guillén.
Está de pie, viste de traje y corbata, y descansa su antebrazo derecho en uno de los muros de la Alameda. Su mano izquierda está guardada en el bolsillo del pantalón. Mira hacia la bahía. Un mechón de su pelo es batido por el viento.
La estatua no posee aún una inscripción que la identifique, algo esencial, pues algunos opinan que no guarda mucho parecido con la imagen que se recuerda de Guillén”.
“… Y me pregunto cómo ha podido ser”
La escultura del autor de “Tengo”, tuvo que esperar cuatro largos años bajo el sol cubano, para ser inaugurada en acto oficial al que asistieron medios de prensa nacionales e internacionales.
Esta obra pertenece al escultor Enrique Angulo. El diario Granma, dice en su nota que en esta ocasión la Alameda de Paula acoge la obra escultórica "de forma permanente".
Resulta curioso porque tenemos en nuestros archivos imágenes de esta obra en varios años consecutivos (2015, 2016, 2017). De modo que le estatua lleva bastante tiempo allí, a pesar de que muchos no reconozcan a Guillén.
La inauguración se enmarcó en las festividades por el aniversario 117 del natalicio del Poeta Nacional. En 2019 además se conmemoran 30 años de su defunción, por lo que se ha organizado un amplio programa de actividades.
Cuatro largos años esperó Guillén mirando al mar desde la Alameda de Paula para tener a sus pies una pequeña tarja que lo identificara. Irónicamente la gente se plantea una “Adivinanza” cuando le ve. Pero ya dijo la respuesta el poeta, en un acto inconsciente o quizás profético:
“Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
Yo.”
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