La escasez de productos en la Isla, unido con los bajos salarios que tiene el sistema presupuestado y la mala implementación de las formas de pago en el sector estatal, hacen que el cubano de “a pie” se convierta en un mago para cubrir sus necesidades básicas.
El reciclaje, por tanto, ha pasado a formar parte del "día a día" de los ciudadanos del territorio nacional, considerados como los mejores del mundo en la reinvención de productos.
“Nada se considera basura”, declaró recientemente, Stephen Friedman, el corresponsal de la compañía de seguros de viaje internacionales, World Nomads, en un corto documental dedicado a esta temática.
En el video, Friedman entrevista al cubano Omar Montalvo Favela, originario de la provincia central de Villa Clara, quien ejerce, actualmente, en la capital del país labores por cuenta propia de mecánico y chofer, para subsistir.
“Yo reparo los carros cuando tienen alguna rotura. Busco piezas de segunda mano, de uso”, describe Montalvo, sobre su forma de vida. “Hay personas que venden piezas de repuesto en casas particulares”.
Según relata el cubano, para ser mecánico en la Isla hay que tener “mente abierta”. Todo es es usado y reutilizado, ya sea “un pequeño trozo de cabilla, un trozo de angular, una planchuela, (...) el motor de una lavadora rusa”.
Para Omar no tiene importancia que una pieza sea “de uso” o esté defectuosa, puesto que todo puede ser aprovechado, a “la forma cubana”.
El pasado 2018 la cifra del salario medio mensual en Cuba alcanzó los 740 pesos cubanos (CUP), equivalentes a 29,6 dólares. Una cantidad insuficiente en relación a lo costoso que llegan a ser determinados productos en la Isla, como aquellos relacionados con: la alimentación, higiene y construcción. Otras mercancías como las piezas de autos, simplemente, son inexistentes.
El reciclaje se ha convertido en una forma de vida no solo para los mecánicos sino para otras profesiones como los diseñadores de ropa y artículos para el hogar. Los artistas muchas veces deben hurgar en contenedores de basura y encontrar en las aceras, restos de madera y obsoletos dispositivos eléctricos.
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