Tan tensa sigue siendo la situación de la industria láctea en Villa Clara que se ha debido mandar a buscar a Camagüey a todo un equipo de directivos para que intenten llevar a buen puerto una empresa que en la última década ha producido más insatisfacciones que leche.
Con la planta pasteurizadora de Sagua la Grande colapsada y sin perspectivas de reanimación a corto plazo, y la de Santa Clara trabajando a media máquina, el panorama no puede ser más dramático para las familias de la provincia. Un alto porcentaje de los pacientes con dietas médicas y niños menores de 7 años reciben leche en polvo, mientras que a los menores de trece años se les asigna un sucedáneo bautizado como “mezcla para batidos”, y que no satisface todas las demandas nutricionales de los menores, según palabras de los propios directivos.
Por otra parte, los que todavía reciben leche fluida deben esperar en ocasiones varios días para que les salden las deudas acumuladas, y cuando eso ocurre muchas veces llega cortada. De hecho, las autoridades han reconocido que cientos de bolsas —acaso miles— se cortan a diario en la provincia; mientras el yogurt de soya brilla por su ausencia, y se ha llegado a expender queso con gusanos, como máxima expresión de los actuales dilemas.
De poco ha servido hasta la fecha la visita de Miguel Díaz-Canel hace más de un mes a la pasteurizadora de Santa Clara, pues las irregularidades productivas y sobre todo en la distribución, la mala calidad del producto y la corrupción, siguen estando a la orden del día.
Uno tras otro han desfilado 12 directores en los últimos años y cada uno de ellos ha demostrado su incapacidad para afrontar la crisis
Uno tras otro han desfilado 12 directores en los últimos años y cada uno de ellos ha demostrado su incapacidad para afrontar la crisis. Ahora los dirigentes políticos de la provincia han apostado nuevamente por un cambio de mando, y se fueron a buscar a territorio agramontino lo que en Villa Clara ya no tienen: un staff ejecutivo dispuesto a enrumbar la nave láctea.
Sin embargo, a solo unos días de investir al camagüeyano Alexis Gil, como director provincial, este ha denunciado situaciones que no por sospechadas dejan de generar alarma. “Hay chapucerías internas que no dependen de la tecnología, dependen de nosotros, porque usted puede tener la mejor tecnología, pero siempre el que define el resultado final es el hombre”, sentenció el directivo, a la vez que explicó que no se puede esperar la culminación de una inversión a corto plazo.
De hecho, según informó, la importación del nuevo equipamiento debe arribar a Cuba en marzo, y luego corresponderían los trámites burocráticos correspondientes antes de comenzar la preparación, construcción y montaje.
Se le ha rotulado a cada carro distribuidor un número de tres cifras para que el pueblo pueda denunciar cualquier irregularidad
Asimismo, el directivo dio a conocer a la audiencia que se le ha rotulado a cada carro distribuidor un número de tres cifras para que el pueblo pueda denunciar cualquier irregularidad.
“Tenemos un lastre de personas amañadas que están contribuyendo a que se corte la leche porque les conviene, y otros que por su indolencia le están provocando malestar al pueblo”, dijo el directivo ante los micrófonos de la estación de radio santaclareña CMHW, y luego añadió: “de todas maneras, son nuestros compañeros, y estamos incidiendo sobre esos trabajadores que pueden cambiar en un momento dado, bajo un sistema de organización y disciplina. Este mal que se arrastra hay que curarlo con una cura de caballo”.
Pero, ¿hasta qué punto pueden considerarse “compañeros” a personas que atentan contra las ya de por sí exiguas asignaciones de leche para niños y enfermos? ¿Acaso la clamada reorganización —o cura de caballo según sus propias palabras— no debiera comenzar por la purga y denuncia de todos esos indolentes y malhechores a que hace referencia el flamante director?
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