El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, llegó en horas de la tarde a Moscú para reunirse con su homólogo ruso Serguéi Lavrov con el objetivo de lograr un entendimiento entre sus respectivos mandatarios: Donald Trump y Vladimir Putin.
La visita ocurre en un momento de fuertes tensiones bélicas en vario puntos neurálgicos del planeta, y varios analistas coinciden en señalar el encuentro como "decisivo para el futuro de las relaciones bilaterales" entre ambas naciones.
Por otra parte, la complejidad del conflicto sirio, donde ninguna potencia quiere ceder terreno, se antoja harto mayúscula. El propio Tillerson, horas antes de llegar a Moscú, dijo que Rusia "había fracasado en su responsabilidad de hacer cumplir el compromiso de 2013”.
Dicho compromiso no es otro que la destrucción del armamento químico en poder del gobierno sirio. “No está claro si Rusia fracasó porque no se tomó esta obligación en serio o porque ha sido incompetente, pero esta distinción no le importa demasiado a los muertos, no podemos dejar que esto vuelva a pasar”, recalcó en la ciudad italiana de Lucca el secretario de Estado norteamericano.
Por su parte, Vladimir Putin insiste en que se lleve a cabo una investigación internacional sobre el ataque químico de la semana pasada en una aldea siria, a su juicio perpetrado por los rebeldes para provocar y desestabilizar el curso de un conflicto que el presidente al Assad ya parecía ir ganando sin problemas.
"Se proponen (los rebeldes) colocar algún tipo de sustancia y culpar de su uso a las autoridades sirias", dijo Putin, horas antes que Tillerson llegara a Moscú.
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