El ministro de la Industria Alimentaria (MINAL), Manuel Sobrino Martínez, compareció este martes en la Mesa Redonda y volvió a insistir en que el gobierno cubano no está tomando medidas económicas neoliberales.
Tomando como ejemplo la distribución de leche normada, el ministro afirmó que el gobierno hace un gran esfuerzo y asume los costes que suponen garantizar un litro de leche diario a más de un millón de niños en Cuba.
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“El gobierno cubano sigue vendiendo ese litro de leche a 25 centavos en moneda nacional y asumiendo todos los gastos de la diferencia. Un gobierno neoliberal hoy estuviera cobrando por ese litro de leche 125 pesos”, dijo Sobrino Martínez ante la mecánica y enfática afirmación del periodista oficialista Randy Alonso.
Luego de explicar que “el precio del litro de leche en el mercado mundial anda en el entorno de los 50 centavos dólar”, el titular del MINAL se preguntó “¿quién podría tomar leche?” si el gobierno decidiera vender la leche al precio del mercado internacional.
“Ese 1% que nuestro primer secretario y presidente de la república abordaba ayer”, se respondió Sobrino a sí mismo, aludiendo a las declaraciones hechas por Miguel Díaz-Canel en su comparecencia del lunes.
“Si nosotros hubiéramos aplicado fórmulas neoliberales aquí hubiéramos resuelto los problemas del 1% de la población… y los demás, ‘sálvese quien pueda’. No, estamos en una situación muy difícil, pero seguimos compartiendo una canasta básica con todos… incluso con los que no les hace falta”, dijo el gobernante.
Acorde a cifras oficiales del régimen cubano, más de un millón de niños (de los que no especifica la edad) reciben diariamente un litro de leche. 645,000 reciben leche fluida de producción nacional y más de 365,000 reciben leche en polvo de importación, ya sea por la canasta familiar normada o por consumo social.
Sobrino Martínez, el ministro que en septiembre de 2020 decía aquello de “si nos damos el gusto de comer langosta y camarones faltará la leche de los niños”, insistió este martes en que el gobierno garantiza un litro de leche diario a los niños a un precio subsidiado.
Datos de la UNICEF indican que Cuba cuenta con 2,3 millones de habitantes por debajo de los 18 años de edad, alrededor del 21 % de la población total. La organización internacional no recoge el dato de cuántos de ellos ingieren lácteos, ni qué cantidades, ni el nivel de acceso a estos productos en Cuba. Ni siquiera menciona la libreta de abastecimiento.
A finales de agosto se conocía la noticia de que el régimen cubano había decidido sustituir la leche de la canasta básica a los niños de siete a 13 años. En su lugar, las autoridades promovieron la entrega de un pomo de sirope.
A mediados de julio, la Seguridad del Estado impidió la protesta de una veintena de madres que tenían previsto manifestarse en la Plaza de la Revolución con sus pequeños para reclamar la distribución de leche en polvo entera para sus hijos.
El origen de la protesta fue el anuncio de que solo los menores de seis meses recibirían la leche en polvo entera -conocida como “la amarilla”- mientras que los que superaran el primer semestre de vida tendrían acceso a una leche sin grasa (“la blanca”), recetada para las personas diabéticas en Cuba y por tanto carente de los nutrientes necesarios para los menores de edad.
Pocos meses antes, en abril, las redes sociales ardían con cientos de usuarios desesperados por el precio de 2,000 pesos cubanos (CUP) que había alcanzado en el mercado negro el paquete de un kilo de leche en polvo.
En abril, el régimen decidió suspender la entrega de leche destinada a dietas médicas en la provincia de Sancti Spíritus, “debido a los bajos niveles en el acopio del producto, como consecuencia de la sequía”.
Medidas como esta forman parte de la cotidianeidad de los cubanos desde hace años. La escasez de leche en Cuba es uno de los dramas alimentarios que han marcado la realidad de los cubanos en las últimas décadas.
En un célebre discurso que data de 2007, Raúl Castro criticó que los cubanos solo recibieran leche hasta los siete años y aseguró que eso debía cambiar. Sin embargo, el menor de los Castro abandonó el poder más de una década después sin cumplir la promesa del vaso de leche para todos los cubanos.
El panorama no solo continúa siendo el mismo, sino que además las familias crían a sus hijos sin ese y otros alimentos fundamentales.
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